Capitulo 4

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Jeongguk se apoyó contra las paredes de ladrillo, de pie frente a una boutique francesa para mujeres. La fuerte tonalidad de la luz del sol que se expandió por el pavimento de marfil proporcionó comodidad a principios de diciembre.

Era apenas el salvaje 23 de diciembre y Jeongguk ya estaba esperando la aurora de la primavera. Le encanta la Navidad, si no fuera así alguien lo llamara lunático. Sin embargo, algo sobre la idiotez, la locura por los bienes materializados... hizo que a medida que pasa el tiempo, la Navidad se convierta más en regalos que en familia y amor.

Jeongguk miró dentro de la alta ventana de vidrio, mirando hacia adentro para encontrar a Rosie, quien estaba hablando alegremente con el empleado de la tienda; que la estaba persuadiendo para que comprara el vestido, y ella, sin darse cuenta creía que eran verdaderos cumplidos. Se veía bonita, con el pelo recogido en una coleta alta y una falda ondeando, de un color verde brillante con abundantes lunares. El último grito de la moda, asume.

"¿Acaso nadie te dijo antes que no deberías mirar fijamente a las jovencitas?" Se escuchó una voz y Jeongguk se dio la vuelta en un instante, con los ojos muy abiertos.

"O-oh-" Jeongguk soltó al ver quién era. "Rosie está ahí, lo juro. Yo-yo n- no estaba-"

"Solo estoy bromeando, Jeongguk", respondió Verónica, sonriendo levemente, luciendo fina con una boina en la cabeza, un abrigo largo marrón y lápiz labial rojo brillante. "Ustedes los abogados son muy nerviosos", se rió, y Jeongguk soltó una risita nerviosa.

"Rosie vino para comprar regalos de Navidad para su familia, sin embargo... ha recurrido a comprar regalos para ella misma", dijo Jeongguk, y Verónica se rió.

"Ah- que lindo. Me uniré a ella" Verónica dijo, y entró a la tienda, dejando a Jeongguk para respirar.

Jeongguk miró a su alrededor. Si Verónica estaba aquí, Taehyung también debe estarlo. Miró a través del mercado, viendo una variedad de tiendas y comerciantes con carros llenos de frutas y cosas así. Su emoción creció junto con una sonrisa en su rostro cuando vio al chico mayor parado frente a él al otro lado de la calle.

Taehyung estaba apoyado contra la pared, justo enfrente de donde estaba Jeongguk. El hombre tenía el cuello estirado, el cabello rubio lucía un poco más largo. Llevaba un abrigo largo negro, con finos zapatos marrones, retratando al hombre rico por excelencia. Tenía un cigarrillo entre los labios, y su mirada estaba en Jeongguk, una mirada inescrutable en su rostro. Jeongguk se sintió seducido.

Caminó hacia adelante con paso pesado, sintió un salto en su corazón, su mente olvidó cualquier propósito, motivo, razón anterior. Solo pensando en Taehyung, queriendo verlo, escuchar la voz del hombre. Jeongguk salió a la calle, pero en el momento en que lo hizo, un fuerte bocinazo lo sobresaltó, y un Chevrolet convertible negro pasó a su lado, haciéndolo tropezar.

El hombre que conducía el vehículo asomó la cabeza por la ventana, enojado. "¡Fíjate!" gritó, y Jeongguk tragó saliva, sus ojos se agrandaron por la preocupación. Se lamió los labios agrietados y miró hacia adelante, y vio que Taehyung se había ido. Esto hizo que aumentara su preocupación.

Jeongguk se dio la vuelta, pero cuando lo hizo, vio a Taehyung allí y jadeó.

"Co- Cómo-"

"Debes tener cuidado. Las calles de Londres no son como las de Yorkshire, corderito". La voz profunda de Taehyung habló, una expresión en su rostro, agradablemente ocupada.

"Estoy consciente", dijo Jeongguk, tratando de no verse tan desconcertado como se sentía. La última vez que vio al hombre mayor fue la noche de la fiesta, que en su memoria parece nebulosa, sesgada. Cada pensamiento de esa noche hacía que el corazón de Jeongguk se acelerara.

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