Harry se dirigía a su hogar con algunas bolsas en las manos, dejó una a los hombres que estaban de guardia para vigilar. Eran algunos bocadillos y bebidas que no se encuentran en el Londres mágico. Antes de seguir su camino, uno de ellos hizo un gesto e indicó con la cabeza el otro lado de la banqueta. Harry asintió y se dirigió al lugar.
Hola- se paró justo detrás de la persona que llevaba buen rato fuera del 12, tenía una túnica larga con capucha como para no identificarse con facilidad pero él sabía perfectamente quién era- señora Malfoy.
La mujer dió un respingo del susto que se llevó, no se había dado cuenta de la presencia del ojiverde.
Yo...- parecía nerviosa y asustada y Harry se preguntaba porqué. Recordó lo que pasó con el rubio mayor.
Por favor, venga conmigo- caminó delante de ella.
Se le veía indecisa al llegar al límite de las protecciones, Harry extendió su mano invitandole a seguir y ella la tomó trémulamente. Una vez dentro pudo respirar tranquila, aunque fuera un momento. Se llevó las manos a la boca al ver al Rubio y al pelirrojo uno frente a otro. Draco tenía la varita en ristre y Ron sangraba de una ceja pero no alzó la mano en ningún momento.
¿Qué pasa aquí?- preguntó el ojiverde fastidiado.
Me asustó, pensé que era un ladrón- se defendió el rubio con aparente inocencia.
Te dije que vendrían de vez en cuando- respondió Harry quitándole la varita- también es su casa además, ¿qué haces usando la varita? debes estar en reposo.
¡Estoy aburrido!- respondió molesto- ¡este lugar apesta!
Pues limpia entonces- respondió sarcástico el ojiverde- y después puedes preparar la cena.
¿De verdad pretendes que yo haga esas cosas? - el rubio parecía no darse cuenta de la presencia de su madre.
No te haría daño aprender algunas nuevo- el ojiverde estaba serio pero no molesto.
Ni lo sueñes, soy tu esposo no tu esclavo- se cruzó de brazos molesto por las palabras de Harry
Tienes visita- dijo luego de unos segundos- tú madre está aquí.
Ron y Narcisa estaban de pie un poco mas alejados de ellos y ambos tenían cara de no entender lo que acababa de pasar ahí.
¡Madre! - Draco se abrazó a ella como un pequeño niño asustado y comenzó toda clase de quejas a las cuales ella asentía con preocupación.
Luego de un rato, el pelirrojo bajó con algunas cosas en mano dispuesto a volver al trabajo, se dirigió a Harry que estaba en la cocina para avisar que se marchaba. El ojiverde salió tras él con un trapo en la mano, estaba preparando la cena.
¡Espera!- Narcisa se levantó y alzó tímidamente la mano para señalar su ceja y mejilla ensangrentadas - permíteme curarte la herida antes, por favor.
Draco se le quedó viendo mas confundido que molesto, no entendía a qué se debía la actitud de su madre. El pelirrojo se acercó y se sentó junto a ella.
Draco, traerías por favor las pociones y ungüentos curativos?- pidió mientras veía la herida del pelirrojo.
¿Y de donde voy a sacar esas cosas?- preguntó ofuscado.
Es tu casa cariño, deberías saber dónde están- respondió como si fuera lo mas obvio del mundo. Harry seguía en el marco de la puerta y le veía burlón.
Más vale que quites esa sonrisa de idiota- resongó el rubio- podría irte peor que a la zanahoria.
Me gustaría ver que lo intentes, Malfoy- respondió aún mas burlón, mientras le entregaba una pequeña caja con lo necesario.
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Amor Mio
FanfictionCuántas veces se había sentido tan profundamente herido en toda su vida? Harry estaba seguro que eso era bastante reciente. Ni siquiera los Dursley le había hecho sentir así. No, sentirse así era reciente y la culpa era de ese rubio tan estúpidament...