La vida era dura, más en un apocalipsis, y era el mismo JiMin quien te lo venía a contar.
Las casas que habitaban en la isla habían sido encontradas con éxito por los dos jóvenes que cuidaban de la bebé con sus propias vidas. Tratando de juntar comida que hallaban y unas pocas ropas con trapos por si lo necesitaban en un futuro. Medicinas hacían falta, porque aunque ahora nos la necesitaran, más adelante no se sabía con certeza.
Se hospedaron en una casita cerca del centro comercial, al cual, JiMin quería ir a dar una largar expedición por si alguien requerria de su ayuda en esos momentos. No podían confiar en las personas, eso lo sabian más que nadie, pero tampoco les hacía daño tratar de ayudar a quien lo necesitaba en extremo.
La bebé... Había algo raro en ella. Ya no reía como antes, ni hacía berrinches para llamar la atención de YoonGi. Solo se quedaba viendo al castaño y acariciaba, apretando en algunos instantes con la poca fuerza que tenía, su mejilla. No querían pensar lo peor, no querían perder la causa de su felicidad en un mundo tan mierda como ese, no a Seung Hee.
Debían encontrar un médico pronto.
La espalda adornada con el rasguño aún fresco se dejaba ver, un tono rosaceo lo acompañaba junto con color rojo debido a la poca sangre que seguía saliendo de ella. YoonGi y JiMin estaban preocupados por la herida, pero convertirse en un caminante ya no estaba en sus planes luego del pasar de los días.
Las cosas estaban tranquilas pero había cierta espinita de alguna sensación rara que no los dejaba dormir tranquilo durante las noches de neblina. No quería tener miedo, ya no.
[...]Las ramas secas tronaban a cada paso que daba, una leve brisa de lluvia caía con elegancia sobre las hojas de los árboles frondosos que cubrían el bosque verdoso con insectos zumbeando en las penumbras de la oscuridad. Hojas de plantas con espinas chocaban en su cara al tratar de apartarlas, esperaba que por lo menos no se equivocara de camino porque se ahorcaria justo allí.
Aferró el maletín a su mano al oir unas ramas crujir a su alrededor y lo primero que pensó fue en esconderse tras el tronco grueso del viejo árbol.
Susurros de, lo que parecían chicos, logró percibir tras los troncos. Abrió sus ojos lo más que podía, la sorpresa no cambia ya en su cuerpo, ellos estaban allí, estaban sanos y salvos.
La sensación de orgullo creció en su ser al haber logrado lo que tanto esperaba. Sonrió y aguantó las ganas de corrar a ellos para abrazarlos y besarlos, no debía, tal vez un poco más era lo que tenía que esperar.
Los vio caminar por el lugar mientras hablaban animados y reían viéndose a los ojos, lucían tan felices con solo verse a los ojos y tomar sus manos para sentirse tranquilos. ¿Acaso se habían enamorado?
Un bebé reposaba en los brazos del castaño, este jugaba con él cada cierto tiempo para evitar un llanto que llamara la atención de los pocos muertos-vivientes que rondaban por el lugar.
Arqueó la ceja al no comprender la situación, ¿porque YoonGi cargaba a un bebé? Él no recordaba que la familia Min tuviera algún bebé, solo era el castaño, el hijo único de la pareja.
Suspiró y apartó la mirada para ahora pasar a centrarse en el camino que volvería a retomar como hace unos minutos atrás antes de distraerse con su alrededor. Dejó atrás a la linda pareja que se miraba como si fuera casi el fin del mundo, tal vez si era literal en esta ocasión.
Su corazón se estrujaba de felicidad y de tristeza al mismo tiempo. Las cosas habían salido como lo planeó, pero tenía tanto miedo de que todo llegara a su fin para sincerarse con el chico que amaba con todo su ser. Perderlo no era una opción en sus planes.
Pero debía hacerlo, porque él fue quien había empezado todo ese caos que se salió de control, esparciendo ese letal virus por todo el mundo para arrebatar la alegría y paz de las personas. Lo iba a arreglar, no importaba nada, daría todo para reparar sus errores, incluso la vida.
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Sin corregir.
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/ ₪ Vɪʀᴜs ₪ / JimSu [PAUSADA]
Fanfiction𝐋𝐚 𝐠𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐬𝐞 𝐡𝐚 𝐯𝐮𝐞𝐥𝐭𝐨 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐥𝐨𝐜𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐬𝐞 𝐯𝐢𝐫𝐮𝐬 𝐝𝐞𝐣𝐚𝐫𝐨𝐧 𝐝𝐞 𝐩𝐞𝐧𝐬𝐚𝐫, 𝐚𝐡𝐨𝐫𝐚 𝐬𝐨́𝐥𝐨 𝐥𝐞𝐬 𝐢𝐦𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚 𝐞𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐨𝐬, 𝐧𝐚𝐝𝐢𝐞 𝐬𝐞...