capítulo 5

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*EN EL CAPÍTULO ANTERIOR*

D: tenemos que averiguar ¿Que es lo que tanto une a ese par? Y si en su pasado hay un enemigo o enemigos de por medio.

E: ¿Para que?

D: a veces no creo que seas mi hermano, de veras, ¿nunca has escuchado la frase que dice... “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”?

E: pues si, pero... Ahhhh ya entiendo, podemos unirnos con sus enemigos.

D: que lento eres para entender, pero si, esa es la idea.

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*CAP. 5*

“Algunas veces debes salir herido para saber, caer para crecer, perder para luego ganar. Porque las lecciones más grandes de la vida se aprenden a través del dolor”

Pasado el mediodía, Victoriano en la empresa se encontraba en su oficina revisando algunos documentos, aunque en realidad no lograba concentrarse porque  su mente estaba lejos de ahí, se distrajo pensando en algunas tortuosos revelaciones que le había hecho Inés la noche anterior; la violación por parte de Loreto, la pérdida del bebé de ella y todo lo que ésta tuvo que sufrir. Se obligó a dejar de pensar en eso, porque a decir verdad, sería mejor imaginar que iba a reponer el tiempo perdido y es que el amor nos hace ver el mundo de otra manera, nos hace mejorar como personas y nos hace ver lo bonito de la vida, independiente de las circunstancias.

Unas horas después Diana se dirigía hacia la oficina de su padre... No sin antes ser anunciada por la secretaria de este, quien inmediatamente le dijo que la hiciera pasar.

D: Hola pa...

V: hola hija, ¿Ya te vas?

D: si, ya por hoy terminé... (Sonriéndole a su padre)... Entonces me pareció buena idea pasar por aquí a ver si ya habías terminado y convidarte para irnos juntos, ¿Que tal?.

V: está bien, está bien... (Soltando una gran carcajada)... Termino de revisar esto y nos vamos.

D: ok, ¿te ayudo?.

V: mmm... No, de hecho es algo sencillo y ya estoy acabando, espérame un momento.

D: está bien... (Tomando asiento y observando a su padre).

Rato más tarde ambos estaban llegando a la hacienda y hubo algo que les llamó mucho la atención; una camioneta estacionada muy cerca de ahí y parecía que el conductor no se encontraba en ella. Unos metros más adelante Victoriano supo de quién trataba y no era precisamente alguien que necesitaba ayuda o algún turista, no, era uno de sus peores enemigos y quizá el que más odiaba en esos momentos. Se trataba de Loreto, el hombre que lo había apartado de su amada y los había hecho sufrir sin compasión alguna.

Loreto se encontraba parado en medio de la carretera y sin intención alguna de apartarse de ésta, de hecho, el motivo por el cual se encontraba ahí era porque quería enfrentar al hombre que venía en la camioneta que tenía en frente y que había bajado la velocidad hasta el punto de para parar solo a una pequeña distancia.

D: papá, ¿Quien es ese hombre?... (Viendo cómo su papá paraba y que tenía claras intenciones de bajar del vehículo

V: espérame aquí un momento... (Abriendo la puerta de la camioneta y saliendo)

D: pero papá

V: que me esperes aquí dije... (Diciendo esto con voz dura y dando un portazo)

A unos cuantos centímetros Loreto lo veía acercarse y lo esperaba con una cínica sonrisa.

Hilo Rojo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora