*EN EL CAPITULO ANTERIOR*
I: Vic... Victoriano no podemos...
Pudo decir ella con dificultad, pero sus traicioneras acciones decían lo contrario, pues seguía correspondiendo a tan insaciable beso, dando cabida a una danza increíblemente salvaje y a la vez sensual de sus lenguas, una que parecía demostrar cuan necesitados estaban el uno del otro.
Victoriano en un impulso que lo haría arrepentirse, metió su mano por debajo de la prenda superior de Inés, haciendo que ella reaccionara inmediatamente a ello...I: ¡Victoriano!... (Cortando el beso y apartándose rápidamente de él).
*CAP. 2*
V: ¡Morenita! ¡¿Por qué insistes en negarte a tus sentimientos?!... (lo dijo un tanto exaltado pues le mortificaba mucho que Inés se negara a lo que sentía por él)
I: Victoriano, simplemente esto no es correcto. ¡TU ESTAS CASADO! Tu esposa está afuera esperándote, lo nuestro término hace mucho… y lo sabes... (Y se fue de ese despacho, dejando a Victoriano no solo desconcertado, sino también con un gran problema entre sus piernas)
V: Ay mi morenita… ¿algún día podremos ser felices juntos?
Mientras Victoriano estaba pensando en su amor de juventud, Inés, no estaba en una situación muy distante, pues estaba bastante impresionada por lo que estuvo a punto de hacer con Victoriano.
I: ¿Por qué Victoriano me habrá besado? Dice amar a su esposa, pero lo conozco lo suficiente para saber que no la quiere… ¿o sí? ¡AHHH! Estos celos me están matando, no tengo ningún derecho para celarlo, pues al fin y al cabo… Yo solo soy la nana de sus hijas y esa mujer la señora de la casa... (Inés estaba ahogada en llanto, porque lo amaba. A solas no tenía por qué negarlo, lo amaba más que a su propia vida)
Entre tanto llanto, Inés se quedo dormida. Otro era el caso de Victoriano, ya era bastante tarde, pero él no podía dormir sabiendo que beso a su morenita, esa mujer que años atrás había sido suya y que sin el saberlo, seguía siendo suya, pues el corazón de Inés era de Victoriano, ella lo puso en sus manos el día que por amor se entregó a él, y desde ese momento su corazón y su vida le pertenecían.
Otro amanecer se vio revelado en la hacienda “Las Dianas”, mostrando a una Inés dulcemente dormida y a un Victoriano que no pudo pegar el ojo en toda la noche, pues aunque llego a su cuarto a dormir, no pudo evitar llenarse de impotencia al ver que la mujer que dormía en su cama, era Deborah y no Inés, sabía que era su culpa, sabía que fue un tonto al casarse con aquella mujer que no amaba y que si perdía a Inés, sería solo su culpa por hacerle añicos el corazón el día que le informo que se casaría con aquella bella y joven mujer.
*Flashback*
Era un día común y corriente en la hacienda “Las Dianas”, nada fuera de lo común en la vida de Inés. Madrugar, supervisar a Jacinta y a Candela, charlar con sus niñas, llevarle el café a Victoriano… Un día normal, a fin de cuentas, o al menos eso creía ella…
V: Jacinta, ¿has visto a Inés?
J: Si patroncito, esta en su recámara descansando.
V: Por favor dile que necesito hablar con ella inmediatamente, estaré en mi despacho.
J: Ahora que será lo que le dirá el patrón a la doñita… (pensó Jacinta)
Inés estaba un tanto cansada pues no había dormido muy bien, tenía desde hace unos días atrás un presentimiento que no la dejaba tranquila, no sabia porque, pero sabia que algo iba a pasar y que no sería precisamente algo muy grato. Y no se equivocó…
I: ¡¿TE CASAS?!... (aquella noticia le destrozo el corazón, esperaba todo menos eso, estaba muy alterada y nerviosa, se le formo un gran nudo en la garganta, pero sabía que no tenía derecho de recriminarle nada a Victoriano, su patrón)
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Hilo Rojo...
RomanceUn hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse. Sin importar el tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar... enredarse... pero NUNCA romperse... ¿o si? >>>> Debo agradecerle a Ale por ser mi compañera, am...