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Gabriela

A la mañana siguiente me despierto tarde, antes de dormir Max me envió un mensaje diciendo que pasaría a las y ya eran las casi las 2, ¿Cómo dormí tanto?

Claro después de que Javier decidiera irse a su habitación y Mia quedara muerta en el sillón, puse piratas del caribe una muy buena opción sino me gustaran tanto esas películas, el punto es que eran las 5 de la mañana cuando decidí dormir y pues aquí estoy corriendo de un lado para el otro porque no encuentro mi abrigo.

-Te dije que no lo vi —me dice Mia desde el umbral—

-Te juro que lo había dejado aquí.

-Tu celular esta sonando.

- ¡CONTESTA! No ves que estoy ocupada.

-Ya te están esperando.

Después de casi darme por vencida e irme sin el abrigo lo encontré, justo frente a mí, ósea estaba en el closet ¡y no lo vi! bajé que si corriendo hasta el auto de Max.

- ¿Resolviste tu asunto? —le pregunto cunado ya estoy dentro—

-Del todo no, pero ahí voy, oye no he comido así que.

-Me leíste la mente, acaba de despertar hace como 15 minutos y no comí nada.

Arrancamos hacia el primer puesto de comida rápida que encontramos y ordenamos para llevar, yo iba comiendo como si no lo había hecho en semanas y Max aprovechaba cada semáforo para poder comer.

- ¿Por qué traes abrigo?

-Leí que hace mucho frio y pues mejor prevenir que lamentar.

Y así fue como tuvimos nuestra segunda parada, yo pensaba que era indecisa a la hora de comprar, pero Max me gana a mí y creo que, a todas las mujeres, por un simple abrigo se probo 4 del mismo color, pero diferentes marcas, otros 6 de la misma marca, pero en distintos colores, al final se decidió por uno que ni siquiera se probó.

Los viajes en carretera nunca fueron de mis favoritos, pero este sin duda se quedaría en un buen rincón de mi cabeza, ya llevamos casi una hora y Max se había cantado todas las canciones de la radio, desde Shaw mendes hasta Adele.

Cuando el cartas de bienvenido nos recibió faltaban pocos minutos para las 6 y estaba cayendo una ligera llovizna. Ya en el lugar solo me quedo enviarle un mensaje al señor Jobs para que me dijera donde esperarlo y ahí estábamos en un café viendo las gotas resbalarse por el vidrio.

Media hora después el señor Jobs hizo su entrada reconociéndome de inmediato, me entrego el principito y pues le pague lo que teníamos acordado. Quedamos hablando unos minutos mas y luego se fue.

La lluvia chocaba con brusquedad en la ventana y en el techo, se sentía el aire super frio y la neblina ya no dejaba ver hacia fuera, todos los que estaban en el café ya se habían ido y solo quedábamos Max y yo.

El mensaje por la radio avisando que las calles estaban cerradas por la neblina nos hizo mirarnos.

-Me estoy mentalizando para dormir en el auto —le dije—

-Dentro de mis planes no estaba quedarme a dormir aquí, pensaba tener una buena noche con algunas chicas.

-No quiero detalles de como ibas a pasar tu noche, no seas cochino.

Me acerque hacia el mostrador donde una señora me sonrió.

-Disculpe, ¿sabe si hay algún hotel cerca por aquí?

No es una historia de wattpadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora