Kara Danvers ya no es la chica que era. Su padre opta a la presidencia y eso quiere decir que es el objetivo de mucha gente. Kara odia tener guardaespaldas y siempre acaba librándose de ellos. Tras un par de ataques hacia sus hijas, Jeremiah Danvers...
Después de las compras y la comida, Alex me arrastró hasta un Spa. Cuando le pregunté qué hacíamos ahí, ella me dijo que Lena nos había pagado una tarde de Spa para las dos, porque quería que yo estuviera completamente relajada hoy. Y la verdad es que lo agradecí, porque me sentó de maravilla.
Cuando llegamos a casa, Alex anunció nuestra llegada a gritos. Al llegar al salón, vi a Lena y a Lexie y no pude apartar mi mirada de ellas. Estaban preciosas. Lexie llevaba un trajecito de color azul y Lena, uno de color vino que le quedaba de muerte. Seguía mirándolas, cuando noté que Krypto apoyaba sus patitas en mi pierna, buscando atención. Le miré y empezó a dar vueltas, saltando y ladrando.
-Kara: Eh, mira... Te han puesto una pajarita... - dije acariciándole. Él empezó a mover su rabito, contento.
-Lena: Lexie no la quería. Intentaba quitársela. Y Krypto no dejaba de mirarnos. Creo que él también quería estar guapo para esta noche...
-Kara: Pues lo está... Y vosotras también – dije acercándome y besando a Lena – Este traje te queda de maravilla, amor...
-Alex: Por lo que veo, sólo faltamos tú y yo por cambiarnos, así que vamos... - dijo tirando de mí.
Subimos al cuarto y nos cambiamos rápidamente. Al bajar, vi que Lena seguía con Lexie en brazos y que las demás estaban sentadas en el sofá.
-Kara: ¿Por qué no está puesta la mesa aún? – pregunté al verla vacía.
-Lena: Sí lo está. Ven... - dijo tendiéndome la mano. Cogí su mano y caminamos hasta la entrada del jardín.
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-Kara: ¿Cenaremos fuera? Está... Muy oscuro – dije, dando un paso atrás.
-Lena: Sarah, ahora... - dijo.
En ese momento, un montón de luces se encendieron iluminando todo el jardín.
-Kara: Lena... - dije - ¿Has preparado tú esto? – pregunté mientras salía y miraba la enorme mesa puesta en el centro, muy decorada. Entonces me fijé en que habían sacado el árbol de navidad al jardín y que había un montón de regalos alrededor - ¿Regalos? Yo... No he comprado regalos para nadie.
-Eliza: Que estés aquí es nuestro regalo, cielo... - dijo abrazándome.
-Lena: ¿Te gusta...? – preguntó – No quería que tuvieras miedo, así que... Pedí muchas luces.
