➤Prólogo

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– ¡Hola! ¿Por qué lloras? – El pequeño le sonreía

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– ¡Hola! ¿Por qué lloras? – El pequeño le sonreía.

–Porque estoy roto… – El otro niño lloraba.

– ¿Roto? – El niño examinó al otro niño. – Yo te veo bien.

–No, estoy roto de aquí. –Con su dedito apuntó su cabeza.

– ¿Quién lo dice? – El niño frunció el ceño.

–Escuché al doctor Zhao decirle a mis padres que definitivamente algo estaba mal en mi cabeza. –El pequeño lloró con más intensidad.

– ¡Mírame! – El niño tomó el rostro del otro en sus manos. –Tú no estás roto, estás completo. No eres un juguete o alguna porcelana para romperte –sonrió–. Y eres muy lindo… ese doctor es un tonto –lo abrazó–. No le hagas caso.

–Entonces… –el pequeño Jun sollozaba abrazando al otro niño. –Entonces ¿dices que estoy bien?

– ¡Estás muy bien! – El niño le sonrió. –Tanto que incluso me agradas, no solo eres lindo, eres muy tierno… Es una lástima que ya me tenga que marchar, me hubiera gustado mucho ser tu amigo.

– ¿Te tienes que ir? ¿Podré volver a verte?

– ¡A lo mejor! – El niño sonrió con más fuerzas. – ¡Espera! – Levantó sus manos y la dirigió a su cuello desprendiéndose de una pequeña cadena, la cual tenía como dije un gatito. –Ven aquí… – Se acercó al pequeño Jun y se la colocó. –Me la regaló mi mami cuando cumplí 10… cuídala por mí y cuando nos volvamos a ver me la entregas ¿de acuerdo?

– ¡Mnh!

– ¡HanHan! Hijo, vamos que se nos hace tarde, no podemos perder el vuelo…

– ¡Adiós! – El pequeño Zhe Han besó la mejilla del niño y se levantó con rapidez corriendo hacia sus padres.

–HanHan… –susurró el pequeño mientras veía la cadena, de repente levantó su mirada pero el coche ya se había puesto en marcha. –No me dijiste tu nombre… – Observó el coche alejarse.

9 años después.
Londres.

–Ma, te juro que ya voy de camino. –El chico conducía.

“No sé porque este dijo mío es tan despistado” –La madre reclamaba por el teléfono.

– ¡Mamá! No soy despistado, no tengo la culpa de que mi maestro de filosofía sea una tortuga y le guste hablar no solo de la clase sino de su vida.

“Es increíble que incluso para tu cumpleaños llegues tarde”

–Mamá, ahora estoy manejando. Ya casi llego, ¡te amo!

El chico no se imaginaba que esta era la última palabra que su madre escucharía de él. Mientras terminaba con la llamada se espantó al ver cómo una pequeña niña se soltaba del agarre de su madre y corría hacia el medio de la calle detrás de su globo, el cual se había escapado; el chico frenó tempestivamente y desvió su auto el cual giró varias veces en el pavimento mojado, una vez que se detuvo respiró con alivio al ver que a la pequeña no le había sucedido nada y mucho menos a él, sin saber que su destino en ese momento no había terminado de escribirse. Un ruido sordo y de repente… la oscuridad.

– ¿Hola? ¿Hola? – El chico corría en la oscuridad.

– ¡No! Mi bebé no… – El llanto de su madre retumbó en la oscuridad.

– ¿Ma? Ma ¿eres tú?

– ¡Regrésenme a mi hijo! – Los gritos de su madre eran desgarradores.

– ¡Mamá! – El chico lloraba. –Mamá, estoy aquí… estoy aquí… mami, estoy aquí.

Más allá de la vida [JunZhe]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora