esa mujer, ansía.

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Hoy es el gran día.

Wigna va vestida de una forma elegante, mas los pantalones ajustados y los primeros botones abiertos de su blusa le brindan un toque casual a su atuendo, haciéndola parecer de dieciocho cuando en realidad tiene veintiocho. Aunque pocos lo crean, es una manía rara de Wigna olvidarse de los trajes y corbatas cuando tiene algún evento familiar importante y para este tipo de ocasiones, rebusca entre los cajones de su armario y desempolva sus ropas más juveniles.

Éster se marchó antes. Mérida la pasó recogiendo y juntas se fueron trotando mientras charlaban sobre cómo destrozarían a la competencia. A los ojos de Wigna, Éster y Mérida un dúo capaz de demoler y destruir la ciudad en cuestión de segundos, pero ambas son jóvenes muy talentosas y apasionadas cuando se trata de correr.

Aunque Wigna está sola, no puede evitar sentirse muy nerviosa y escéptica. No lo parece, pues su rostro aparenta serenidad y calma, pero sólo ella sabe que su corazón no resistirá tanta emoción y adrenalina al ver a Éster sacándole chispas a la pista de atletismo. Wigna es teórica y se ha tomado el tiempo de calcular y medir con exactitud el tiempo de Éster al correr, incluso ha hecho fórmulas para averiguar cuál es el mejor método para que Éster deje todo en el campo.

Pero ella, su hija, le repite sin cesar que ni las ecuaciones y consejos prácticos le servirán. Es algo más profundo y complejo que eso, las emociones y la pasión son los factores que hacen que un corredor sea un campeón. Es como un cosquilleo en mis tobillos, parece que se mueven solos, mamá; sólo pienso que si sigo corriendo más y más podré volar y alcanzar las nubes, entonces, acelero y me dejo llevar por la emoción y la electricidad que recorre mi cuerpo entero.

Éster ama correr. Lo sabe por el fulgor de sus ojos. Lo sabe por el empeño que pone a diario. Lo sabe por la sonrisa que se le dibuja cuando habla sobre el deporte. Lo sabe porque las madres lo saben todo. Y por eso es que está tan nerviosa, porque su hija le solicitó, entre líneas, su presencia, y esa acción solo demuestra qué tan importante es el atletismo para ella.

Y Wigna, más que cualquier otra persona, se enorgullece de ver a su hija triunfar frente a todo el Instituto.

paracaídas | andy davisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora