18 FINAL: Por siempre mi mayor deseo

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* al día siguiente *

¡NO VUELVAS A HACER ESO!
¡CREÍ QUE MORIRÍA!— gritó Hinata enrollándose en las sábanas.
Pero ni siquiera lo hicimos todas las veces que dije, no exageres— respondió Kageyama totalmente calmado evadiendo la culpa.
¡Lo sé! ¡Pero aún así! Fueron 10 veces y fuiste demasiado rudo conmigo. Si no me hubiera desmayado estoy seguro que hubieras seguido sin importar lo que dijera.
—¿Pero te gustó hacerlo de esa manera no es cierto?
—...No voy a negar que lo disfrute pero-
—¡Pff! Jajajaja— carcajeó Kageyama.
—¿De que que ríes?
—Admitiste tan despreocupado que te gusta que te lo haga salvaje, que pervertido.
—¡C-CÁLLATE!

Después de esa romántica noche, pasaron cuatro días en los que Hinata tuvo que faltar a la preparatoria y a los entrenamientos porque no podía levantarse a caminar por tan extremo dolor en la cintura.

Además les tuvo que mentir a todos diciendo que se había caído desde un acantilado porque la cadena de su bicicleta se rompió al estar muy oxidada.

✤✤

Al fin llegó el día en el que Hinata regresó a la preparatoria completamente recuperado, saltaba emocionado hacía el gimnasio teniendo en mente que volvería a ver al amor de su vida, su corazón palpitaba muy rápido y no podía dejar de sonreír por la felicidad de verlo de nuevo.

En el momento en que vio a Kageyama parado junto a la puerta del gimnasio bebiendo agua, tan sereno, tan guapo, tan fuerte, perfecto ante sus ojos, corrió a toda velocidad hasta él.

—¡¡¡Kaaa-gee-yaa-maaa!!!— gritó el pequeño, saltando encima de Kageyama, quien estaba de espaldas. Antes de que se pudiera dar la vuelta ya tenía a Hinata sobre él.

El anaranjado frotaba su rostro contra el cuello del azabache y también olía su cabello:—¡Aaaah! Hueles tan bien, tu olor calma mi ansiedad, sentir tu cuerpo tan cerca del mío me hace sentir taaan bien

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El anaranjado frotaba su rostro contra el cuello del azabache y también olía su cabello:
—¡Aaaah! Hueles tan bien, tu olor calma mi ansiedad, sentir tu cuerpo tan cerca del mío me hace sentir taaan bien.
—¿¡Qu-Qué estás haciendo idiota!?— Preguntó algo nervioso Kageyama.
—Extrañe tanto a mi rey— decía Hinata mientras adentraba su mano bajo los pantalones del contrario.
—¡Hi-Hinata! ¡Ya basta!— exclamó el pelinegro tratando de impedir que la mano de Hinata siguiera bajando.
—¿Eeh~? ¿Por qué? Si somos nov-*Ugh*— Kageyama le tapó la boca antes de que terminara de hablar porque escuchó que alguien se acercaba.
—¿Es esa la voz de Hinata la que escuché?— preguntó Tanaka desde dentro del gimnasio dirigiéndose hacía afuera con todos los demás.
—¡Suéltame y bájate ahora mismo!— dijo Kageyama.
—¡No quiero! A menos que me des un beso antes— lo retó Hinata.
—¡Bien tu ganas!— Kageyama no tuvo más opción que darle un pequeño y rápido beso para que los demás no los descubrieran en esa situación tan acaramelada.

—¡Tenía razón! ¡Es Hinata!— gritó Tanaka.
—¡El bebé cuervo regresó después de tanto!— dijo Nishinoya.
—Espero que te hayas recuperado de la cog- aah ¡ejem! de la caída— expresó Tsukishima con tono burlón.
—¡Ya dejen de molestarlo!— dijo Sugawara —Me alegra que ya estés bien Hinata, ten mas cuidado para la próxima.
—¡Si! Gracias Sugawara-san— respondió Hinata.
—Bueno se acabó la bienvenida, vamos a la práctica del día de hoy— habló Daichi.
—¡Siii!— respondieron todos entrando de nuevo al gimnasio.

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