Capítulo 1

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Inizio

"Coraline..."

"¿La de la película?"

"No quiere comer"

"No, no es la de la película..."

"Coraline desearía desaparecer..."

"Anda, como yo ahora mismo"

Desearía que las resacas no existieran, y más cuando es el primer dia de clase.

Vago por los pasillos de la facultad como un alma en pena. Mis brazos colgando de mis hombros como si de un maldito zombie se tratase.

Después de un verano entero, es dificil acostumbrarse a estas 4 paredes de nuevo, más si estás en segundo año de criminilogía. La emoción del principio se ha ido y solo te queda un regusto amargo y la tortura de dos años de carrera.
Mi cerebro se desvanece con cada misera palabra que va escuchando a lo largo del día. Vagas presentaciones y coordiales saludos de gente que ni siquiera me cae bien son escuchados y olvidados.

Lo único que es capaz de reproducir mi cabeza es la melodía que escuché ayer medio borracha cerca de la Fontana di Trevi. Los maravillosos acordes de una guitarra rasgueada, la ronca y placentera voz de un chico con experiencia en el canto y la letra de una canción independiente. ¿Puede haber algo mejor en este mundo? Lo dudo, por eso soy incapaz de pensar que me lo he imaginado como Artie Martini sugirió esta mañana cuando me vino a recoger.

No creo que sea nevesaria una presentación para ella, pues se explica bastante por si solo. Artie (O Artemisa, como odia que la llamen) Es mi mejor amiga desde el año pasado. No, no tenemos una historia especialmente conmovedora, ni nos conocemos desde hace siglos.
Simplemente un día le pedí los apuntes. Y el siguiente. Y esa secuencia se repitió un par de veces hasta que no tuvimos mas remedio que relacionarnos. Y vaya que lo hicimos. Que sería hoy de sin la voz de la razón tras mi oreja, también conocida como "Artie".

Un profesor garabatea encla pizarra, explicando algo que ni me molesto en entender. Es muy temprano y mis neuronas no terminan de asimilar conceptos raros como... "criminodinamia"

Mi vida es una espiral de desastre sin sentido, no me concentro, no estudio. Solo sé salir de fiesta y emborracharme, lo cuál llega a ser patético. Sino fuera por Artie, hubiera repetido el curso y no me puedo permitir eso.

La letra de la canción vuelve a azorar mi mente como un pajarillo picoteando alpiste. ¿Que hacía ese chico cantando de madrugada en un lugar tan poco concurrido de noche?

Me asusto ante el hecho de que quizás fue un fantasma o algo por el estilo.

Cuando llega la hora del almuerzo no tardo en encontrarme con la salvadora, que acostumbra a llevar coleta y a teñirse el pelo de un rubio platino, que como opinión objetiva, le sienta de maravilla.

—¡ARTIE!— Grito, saltándole prácticamente encima. Sé que le molesta y por eso lo hago.

—Jaja, tan graciosa como siempre— Bufa. separándose de mi —Cualquiera diría que nos vimos esta mañana.

—Apenas recuerdo nada—

Entorna los ojos con pesadez.

𝐑𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐕𝐨𝐜𝐞𝐬- Damiano DavidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora