Spirale della vergognaAvanzo por los pasillos lo más rápido que mis pies me permiten sin dejar de reproducir vagamente la escena en mi mente.
"¿Te gusta tocar libros?"
Agito mi cabeza con fastidio en un fallido intento de librarme del recuerdo, pero es en vano. La odiosa sonrisa de suficiencia de ese chico me persigue como una rata a su queso.
Una vergüenza abrumadora me invade con una fuerte potencia. Mi cuerpo se llena de adrenalina y la asquerosa sensación de aprobio.
Con mi cabeza gacha y mis pensamientos en otra parte, reduzco mi campo de visión a las baldosas azules del suelo, mientras que los ajetreados estudiantes caminan alterados como una manada de elefantes en celo.
Pasan de un lado a otro sin ningún tipo de patrón, su cabeza en mil cosas distintas les impide ver mi situación y doy gracias a ello.
Entonces, en el momento que menos espero, oigo pronunciar mi nombre por encima del bullicio, con una imposición casi extricta.
-¡HESTIA!- Grita esa voz que no logro descifrar cada vez más cerca.
-¿Aless? - El nombre abandona mis labios antes de que pueda procesar la cara que tengo frente a mi.
Alessandro Romano, estudiante de psicología forense y posiblemente el chico más atractivo que he visto en mi corta vida, sonríe con gentileza parandose frente a mi, con unos suaves rizos rubios cayendo despreocupadamente por su cara.
-Me ha costado alcanzarte- Sisea, apoyando las manos en sus rodillas. Parece realmente cansado.
-Deberías hacer más ejercicio- Contesto con picardía, soltando pequeñas risitas en las pausas de las palabras.
Él también se rie.
-No te veo desde anoche-
-Yo directamente, no recuerdo que pasó anoche- Solo una cosa, y no pienso decirsela ahora.
Juro ver una mueca de tristeza en su rostro, pero se desvanece tan rápido que lo atribuyo a mi desarrollada imaginación. Alessandro, pasa una mano por su pelo, echandolo hacia atrás.
-No me extraña, bebiste tanto... - Deja escapar un suspiro pesado, volviendome a mirar. Sus ojos azules traspasan mi alma, provocandome un escalofrío.
-Una fiesta sin beber no es divertido- Le respondo encogiendome de hombros. Él sabe que tengo razón así que no reprocha más.
-¿Venías de la biblioteca?-
"¿Te gusta leer?"
Sacudo de nuevo mi cabeza, dejando que mi pelo choque con mi cara.
-Si... - Musito sin ganas- Me he encontrado a un tipo muy raro.
-¿En la biblioteca? - Le echo una mirada asesina, molesta por la connotación que llevan sus palabras, como sugiriendo que es lo más normal del mundo que los raritos pertenezcan a las bibliotecas -Mira, ya has encontrado a otro como tú.
Me da un empellón cariñoso, con poco fuerza pero la suficiente como para tambalearme.
-Artie me espera- Digo señalando la dirección contraria- ¿Quedamos luego?
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𝐑𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐕𝐨𝐜𝐞𝐬- Damiano David
أدب الهواة"La voz es la flauta de Amelí y la masa sus ratas" La luna es testigo de todos los encuentros, y cuando la melodía de esa canción llega a ella, la devuelve en forma de rayos nacarados. Así, noche tras noche, hasta que una nota huyó hasta mi oído y...