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Un último adiós

Mi mirada se encontró con la de él y esa preocupación mezclada con el enojo que sentía caló hasta lo más profundo.

- ¿Te encuentras bien? — fue lo primero que salió de sus labios.

Asentí aunque en el fondo ambos sabíamos que eso no era verdad y que su pregunta no tenía nada que ver con lo que él en verdad quería saber.

- Todos están muy preocupados. Los Cullen no paran de llamar, Paul y los demás chicos de la reserva llegarán en cualquier momento — observó todo a su alrededor evitando a toda costa mirarme.

Sabía por qué actuaba de esa forma y temía no tener una respuesta certera a lo que quería decirme.

- Dilo — le dije.

Quería librarme de este ambiente tan tensó lo más pronto posible.

- Aneka y Bella vieron a tu madre en el estacionamiento. Solo Aneka la pudo identificar como tu madre, Bella dijo haber visto a una mujer frente a ti pero no logró distinguir muy bien de quién se trataba — me miró disgustado — no sé de lo que se trata esto, ni el porque está sucediendo, pero está mal, muy mal Miderna y sabes mejor que nadie que esto no puede continuar así -— suspiro contrariado por mi actitud — ambas chicas están asustadas por lo que presenciaron. Bella piensa que fue una ilusión, algo que sucedió debido al momento de tensión que estaban pasando pero Aneka creé que tú madre en verdad está viva o que es un fantasma deambulando a tu alrededor y eso la tiene con los nervios de punta.

Como si dependiera de mi que todo esto siga ocurriendo, me vi en la obligación de asentir en señal de comprensión hacia sus palabras.

- ¿Que debería decirte? — murmuré con un deje de diversión — ¿Debería hablar con mamá?, Tal vez pueda contactarla con la tabla Ouija y decirle ¡Demonio del mal desaparece de mi vida!. Incluso he pensado en pactar con algún dios del caos para librarme del mal que alguien me ha hecho — chasqueé la lengua — ya se, mejor ire con ella para así poder acabar con el sufrimiento de todos nosotros, ¿Que dices?. A mi me suena muy apetecible esa idea; es lo que yo llevo soñando desde los ocho años, tío, es lo que mamá siempre ha esperado reclamar. Eliminar mi existencia de este mundo es lo que quiso conseguir antes de jalar del maldito gatillo con el que acabó con su vida. Quería llevarme con ella; madre e hija juntas hasta la eternidad. Eso fue lo último que escuche recitar antes de irse.

- Esto no es una maldita broma, Miderna. Lo que pasó en la escuela no es algo con lo que debas bromear — bufó más que molesto por mi actitud.

- ¡Claro que no es una maldita broma!, ¡Yo sé que nada de lo que nos rodea es una maldita broma! — pasé las manos por mi rostro — ¿No te has preguntado cómo me siento yo con todo esto?, ¿No quieres saber que detonó todo lo que me sucedió hoy? — golpeé mi pecho con mi puño para mostrarle lo dañada que aquello me había dejado — volví a ver ese maldito símbolo, me lo mostró como si fuera una jodida insignia, por que a él le daba poder, lo hizo sentirse poderoso e indestructible. Por unos malditos segundos le dio inmunidad. Después de todos estos años alejada de esos recuerdos, hoy volví a revivirlos, y déjame decirte que fue la experiencia más traumante de toda mi miserable vida, por que mi corazón quiso salir disparado de mi pecho cuando mire a ese hombre frente a mí, quise arrancarme los ojos para dejar de ver mi dolor tatuado en su brazo, ¡Por Merlín! — exclamé molesta — no me importa lo que Aneka o Bella hayan visto. En estos momentos eso es lo que menos me importa. Yo sé lo que significa ver a mi madre, se las consecuencias que esto podría traernos, las represalias que me causa pero no lastimara a nadie que no sea yo; no es a Bella a quien quiere, mucho menos a Aneka así que pueden estar tranquilas — me incorporé y caminé hasta el armaría para buscar un abrigo.

𝐈𝐜𝐞 𝐐𝐮𝐞𝐞𝐧 - 𝐉𝐚𝐬𝐩𝐞𝐫 𝐇𝐚𝐥𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora