CAPITULO 7

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KEYLA

Al despertar me senté en el sillón mirando todo a mi alrededor, avía olvidado que no estaba en casa, voltee hacia su escritorio y ahí estaba ella mirándome fijamente y los recuerdos volvieron a mi como un balde de agua fría—mierda—susurre. Ambas seguíamos sin decir nada, su mirada era intensa al igual que su respiración, su mente estaba en blanco, no había nada que pudiera leer, y sus sentimientos estaban tan revueltos que realmente se me era difícil poder sentirlos.

Camine hacia ella sentándome en la silla que estaba enfrente, tratando de sacarla en aquel transe en el que se encontraba—hola—dije con un tono suave, al no recibir respuesta de su parte me levante para quedar a su lado agarrándole la cara y dándole un beso suave y delicado.

-hola—dijo en un susurro—incluso recién levantada luces como una estrella de cine—reímos ante lo que avía dicho, hasta que reaccione. Cuando llegue era de noche, el consejo ya no estaba y habían pocos guardias, ahora es de día y ay demasiado ruido.

-¿Qué hora es?—pregunte un poco alarmada.

-las nueve de la mañana—me quede aquí, fue lo primero que pensé, mi madre va a matarme—me encargue de avisarle a tu madre, me imagine que no le abrías dicho—el escuchar eso di un largo suspiro.

-gracias, salvaste una vida.

-puedes copear todos los poderes, iras a una guerra, el hombre más poderoso quiere matarte y le temes a tu madre...eso sí que es impresionante—dijo mientras reía.

-en mi defensa...no puedo copear todos los poderes, voy a una guerra solo por ti, el hombre más poderoso del mundo tendrá que esperar para poder matarme y mi madre en verdad da miedo—ambas comenzamos a reír ante lo que dije, hasta que note lo que había hecho—ben, extendí la mano para que me siguiera quedando frente al espejo—lo lamento—hable arrepentida.

-¿Por qué?—pregunto muy confundida, me posiciones atrás de ella quitándole la playera haciendo que se viera al espejo—por eso—le señale las tres partes del abdomen que tenía roja y morada, al igual que las marcas que tenía en el cuello y una pequeña mancha de sangre ocasionada por mi —no lo había notado—dijo al mirarse bien.

-lo lamento.

-anoche no controlamos lo que paso—me señalo a un pequeño chupetón en el cuello, el cual estaba muy marcado—aparte tienes una ceja abierta al igual que el labio.

-por el entrenamiento, no por tener sexo—hable un poco irritada—¿Por qué estas cambiando de tema?

-no te diste cuenta de lo que avías echo y si te soy sincera fue muy excitante—dijo haciéndome reír ante lo que dijo.

-lo fue—dije antes de darle un beso suave, al separarnos note que se había curado las heridas que tenia.

-listo—hizo que me mirara al espejo, mostrándome que nuestras heridas ya no estaban.

-quitaste todas mis heridas excepto esta—señale mi cuello, estaba a punto de besarla cuando escuche que alguien venia hacia acá—alguien viene—dije separándome de ella.

-Sara, necesito la autorización para mandar a un equipo de guardias a Brooktown—dijo apenas entro a la habitación dándole una hoja, al recibirla la puso en su escritorio para poder firmarla.

-esto es muy mala idea.

-no tenemos opción—estaba a punto de salir hasta que se dio cuenta de que estaba ahí—¿tú qué haces aquí?

-nada, ya me iba—estaba a punto de salir pero me detuvo.

-espera, necesito que le des esto a clara y a marta—dijo mientras extendía dos folders—mañana los quiero puntuales para la última prueba—asentí con la cabeza saliendo de la habitación.

RED MOON DESCONTROLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora