Un gran paso

146 24 39
                                    

Al terminar el partido de práctica Alex se dirigió a sentarse al lado de Charles en la banca. Los demás habían ido a bañarse y decidió usar ese momento a solas para la conversación que tenían pendiente. Estaba un poco sudado, pero al otro no parecía importarle.

El castaño miraba sus manos con mucha atención, como si aún estuviera meditando lo que iba a decir. El más alto le dio tiempo hasta que tomó aire y volteó a verlo con decisión.

-Lo voy a hacer.

Alex juntó las cejas sin entender.

-Voy a... es decir, voy a hacerlo, ya sabes. Eso. -Dijo torpemente trabándose entre sus propias palabras. El rubio al fin entendió y pareció como si le hubieran dicho que había nacido un pingüino de dos cabezas. -¿Es tan sorprendente?

-Viniendo de ti, yo diría que sí. -Dijo Alex aún incrédulo. -Pero ¿Cómo lo decidiste? ¿Despertaste sintiéndote más gay que ayer o como?

-Estaba pensando en todo lo que ha pasado, en lo que me dijiste, también en Ororo. He estado escuchando mucha música últimamente. -Rió nerviosamente. -Y finalmente decidí que quiero ser feliz.

De repente un sentimiento de alegría y orgullo invadió a Alex por completo.

-¡Eso es fantástico! -Hizo énfasis con las manos. -Te abrazaría, pero no creo que te guste demasiado que haga eso. -Se refirió a su sudor. -¿Sabes qué? Me voy a bañar, te voy a abrazar y luego de clases celebraremos. No sé como exactamente, pero haremos lo que tú quieras.

Su alegría se la contagió rápidamente a Charles, quien comenzó a sentirse como si hubiese llegado al final de un largo maratón.

El rubio se levantó rápidamente, debía apresurarse, algo como eso no pasaba todos los días.

-¡Alex! -Lo llamó antes de que se fuera. -Gracias.

El rubio quedó confundido y quieto como si estuviera pegado al suelo.

-Has sido mi mayor inspiración desde que te conocí y yo solo... Gracias, gracias, gracias. -Repitió Charles sin saber que sólo esas palabras significaban un mundo para Alex, cuyo corazón comenzó a latir con fuerza dentro de su pecho. Cada vez le era más difícil esconder lo que estaba pasando dentro de él. Lo que había comenzado como un juego o una broma tonta ahora era demasiado real.

-No tienes que agradecerme, Chuck. -Le dijo en su tono de siempre. Aunque algo había cambiado.

...

-Anunciaron que esta semana el presidente va a hacer uno de sus discursos aburridos y estoy planeando una forma de escapar de allí ¿Me vas a acompañar? -Preguntó Azazel a un Erik que sacaba sus libros del casillero.

-Claro, como sea. -Respondió sin tener mucho interés en ello. Tenía que dejar de utilizar esos discursos como una excusa para ver y escuchar a Charles, sólo servían para torturarlo. Ya habían pasado dos meses ¿Cuándo iba a aceptar de una vez que se acabó?

-Podemos decir que vamos al baño y salir por una ventana. -Ideó el pelinegro y Erik rodó los ojos. -Oye, es una buena idea, no pongas esa cara. Además... Uhm, Erik. -Azazel señaló algo a sus espaldas. El mencionado frunció el ceño para luego darse la vuelta y encontrar al protagonista de sus tormentos, quien lucía nervioso, sonriente y terriblemente atractivo. Más que nunca, se atrevería a decir.

-Disculpa que te moleste. -Se apresuró a decir éste. -¿Sería posible que tú y yo hablemos? -Recuperó su aire diplomático, casi parecía un político de verdad.

Un momento.

¿Charles hablándole en público?... ¿Charles hablándole?

Casi no habían interactuado por dos meses ¿Y ahora estaba allí pidiéndole que hablaran? ¿De qué? Y sobre todo ¿Por qué le sonreía de esa forma?

Stubborn (Cherik)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora