VI/ Despavorido

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Era una situación horrible

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Era una situación horrible. el terror hizo que la garganta se le secara. jimin deseaba gritar, con todo vigor, sabía que sería estúpido, estaría llamando al secuestrador, estaría dispuesto a perder una oportunidad de ser libre. Si es que fuera valiente en este instante. La opresión en su pecho, junto al temblor de sus piernas, que no se detenían ni aunque lo deseara. era como cavar un abujero en la tierra, que no te hacía encontrar ningún tesoro. Además sumándole que el viento de la ventana, le Calaba hasta los huesos.

¿Pero que haría? No habían más opciones. Nadie lo iba a Socorrer. ¿Huir? era lo mismo, todo se repetiría igual, nada de eso le salvaría. esos hombres iban a ser asesinados por jeon, si lo llamaba por ayuda.

-No te asustes precioso, haremos que tu culo no pase hambre, de lo mucho que lo llenaremos.

Ambos sujetos, se obsequiaron miradas cómplices. Acercándose lentamente al cuerpo del pobre chico asustado, casi al borde del desmayo. Jimin desesperado solo retrocedía, al recular sus pasos. El joven chocó, sintiendo la pared de uno, de los cubículos.
a este paso lo violarian, si fuera rápido, tendría que correr simplemente. Pero la respiración agitada, y los nervios, lo mantenían estático contra la puerta blanca de madera. Si rogaba piedad, solo sería por su debilidad.

-déjenme ir, p-por favor-r.
Pidió con la voz entrecortada. Abrazándose a si mismo, al sentir una mano agarrar su muslo. Luego los fuertes apretones en su cuerpo, le provocaron espasmos, pues le temía al futuro, si no salía de este contratiempo, sabiendo que podría ocurrirle a su pureza. Se removió incómodo por lo toques en sus partes íntimas. zonas privadas que desconocidos como esos, se atrevían a masajear, cosa que sólo le provocaban náuseas a park.

- Eres tan sensible, no sabes cuanto me calientes. - menciono el tipo, que al no tener buena alimentación, tenía manos grasosas. Le acarició el cuello acercando sus labios a esa blanquecina parte, dándole una lamida, que terminó llegando hasta su mandíbula. el pestilente olor de su aliento, se impregnó cerca de las fosas nasales del pelirubio, que al respirar jadeante producto de los toqueteos con pesadez. Solo quería vomitar, los sollozos aumentaron en el momento, que el otro sujeto, le bajó los pantalones. Había sido un movimiento inesperado, pero que ocurriría de todos modos.

-¡Paren, se los ruego!

El menor saco su fuerza oculta, golpeando la mejilla de aquel hombre, que se atrevió a bajarle una de sus prendas.
-Que te pasa, chiquillo de
mierda.-
Le apresaron, voltandolo sin antes primero asegurándose de hechar un vistazo hasta la puerta, para darle una nalgada abriendo sus piernas sin un mínimo de delicadeza. Lo que hizo gritar de angustia, a jimin.

-mira hanseok, es un virgen con tremendas nalgas, tan inofensivo.

Sonrió ladino, tocando los glúteos del chico.

-ya callate y bajale los boxers, se la metes tú, luego será mi turno de probar al niño.

Al oír aquello, el de labios carnosos no lo soporto, era un cobarde, empapado en lágrimas saladas. Solo sabía llorar, solo podía gritarse a si mismo. Con sus últimas esperanzas y ingenuidad continuó pidiendo misericordia a ese par de abusadores.

EL SECUESTRO 從 𝐊𝐎𝐎𝐊𝐌𝐈𝐍 (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora