Capítulo 9.

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Bueno, estoy exagerando.

-Ayuda- pedí mientras extendía un brazo afuera del auto.

No sabía cómo bajar sin que se me vea toda la tanga y arrastrarme arriba de Mateo.

-Bajate nena, dale- Valen me apuró parado al lado de la puerta, esperando para cerrar todo.

-Ayúdame, forro- le volví a pedir mientras movía mi mano.

-Dale, Abby- Mateo puso sus manos arriba de mi cintura y me levantó un poco para bajarme de arriba de él y del auto.

-¿Ves? No era tan difícil- Valen negó con la cabeza y cuando Mateo bajó cerró la puerta y trabó el auto.

-Aja, gracias eh- hablé sarcástica mientras me volvía a bajar la pollera.

-¿Por qué te pusiste eso?- Mateo caminó al lado mío con los brazos cruzados.

-Porque se me cantó el orto- rodé los ojos.

¿Tendría que dar alguna otra explicación? Me pongo lo que yo quiera y punto.

Y eso no me hace ser menos mujer, menos decente y una regalada, como la sociedad piensa.

Las pibas somos libres wacho.

[.]

Como a las cinco de la mañana ya estábamos todos dados vuelta.

-Cooltaa- volvió a repetir Valen con voz de pelotudo.

-¡Habla bien, hijo de puta!- Dani le pegó un saqué en la nuca.

Manu repitió la acción pegándole a Lucho.

-¿Que mierda hago?- susurró Mauro mirando todo el panorama. Hoy le tocaba manejar, por lo tanto nos tenía que bancar a todos en pedo.

-Somos puutas cheeck- Malany, Milagros, Lucía y yo movimos la mano con los dedos meñique y pulgar levantados mientras grababamos una historia para Instagram.

-¡Salí!- gritó Mateo empujando a Nacho que estaba vomitando... que raro.

-Amiga de un quebrado cheeck- hice lo mismo mientras grababa a Nacho.

-Uh que rompe pelotas que estas con eso, deja de ver tik tok- Mauro me empujó y me tropecé chocando con otra persona.

Yo a todo esto seguía grabando.

-Mauro me acaba de empujar cheeck- volví a mover la mano.

-Shh...- susurró la persona con la que había chocado.

La miré y era el mismísimo rayo.

-Me caí arriba del salamandra cheeck- sonreí a la cámara del celular.

-Mucha pelotudez por hoy- Mauro me sacó el celular y lo apagó.

-Fua, Mauro- me quejé mientras daba pequeños saltitos enojadas.

-Berrinchuda del orto- sacó la lengua burlándose.

-¿Viste lo que me hizo?- abracé a Mateo.

-No tiene corazón- negó con la cabeza.

-Ya sé- hice un puchero.

-¿Quién sos?- me miró fijamente.

-Abby- susurre.

-¡No me toques!- se alejó exaltado.

-¿Eh? ¿Por qué?- pregunté confundida.

-Sos la tentación andante- me señaló.

-¿Yo?- me señalé y él asintió -ay gracias- me acomode el pelo atrás de la oreja sonriendo.

-No, vos...- otra vez me señaló acusadoramente -hoy hiciste que me duela acá- se señaló la entre pierna -¡siempre haces que se me pare!- gritó.

Yo quedé con la boca abierta sin saber que decir.

Tragué en seco y di media vuelta encontrándome a los pibes mirando atentos todo.

-¿Que mira' gil?- empujé al primero que se me cruzó.

Hoy me levanté re loco.

-¿Por qué le pasa eso?- pregunto Valen confundido. Estaban tan en pedo que no cazaban una.

-Leviosaa- Nacho imitó una varita con el dedo.

-Es magia- susurró Manu moviendo las manos.

-Ahora todo tiene sentido- Lucho asintió convencido.

-Aja- Dani asintió.

-Manga de siomes- susurre.

Milagros le susurró algo a Seven y este de despidió diciendo que iba a averiguar lo que decían.

-Ya tengo sueño eu- Mateo se refrego los ojos con los puños, muy tierno.

-Vamos a tu casa- Mauro se acercó a Valen para buscar las llaves.

-¿Tengo casa?, ah mira, no sabía- puso una expresión sorprendida.

-Que envidia- murmuró Nacho.

-Bueno, vayan antes de que les pegue un saque, dale- el más sobrio nos empujó a todos hacia la salida.

-Que ortiva que sos, Monzón- habló Dani con voz gruesa.

-Vamos- le regalé una sonrisa a Mateo. Cuando vi que no se movió y solamente me miraba lo agarré de la mano y no lo solté hasta que llegamos al auto.

Otra vez tenía que sentar arriba de él.

Capaz estoy en pedo, pero no soy ninguna boluda eh.

-No me muevo, vo' no te move' y todo bien- explicó Mateo.

Ysi pelotudo.

Pero no me muevo porque quiero, sino que porque cada dos metros te tragas un pozo.

-¡Ahh, me comí un re pozo, la concha de tu madreee!- gritó Mauro después de que todos tocamos el techo con la cabeza masomeno'.

Soy re mufa.

-Ay, ay...- se quejó Mateo.

-Perdón- susurre.

-Me estoy volviendo loco, Abby- admitió con voz bajita.

-No es mi problema- me encogi de hombros.

Además tenes novia, pedazo de gato.

Yo de las cosas no me olvido eh.

Bueno, menos la tabla del siete, tremenda pija.

-Eh, que onda wachin- me alejé cuando sentí la cabeza de Mateo apoyada en mi espalda.

-La re quedó- informó Lucía.

Ah... bueno.

Mi Crush Es Un Pelotudo [Segundo Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora