Capítulo 4: Buenas Noches Stalker

295 29 0
                                    

Me apoyé al otro lado de la puerta y suspiré aliviada. Sentía cómo la adrenalina y el miedo seguían aún en mi cuerpo. Aún no me creo que alguien estuviera siguiéndome.

Comencé a recorrer la casa en busca de alguien, pero ésta se encontraba vacía. Tengo que admitir tenía un encanto especial, aunque estaba bastante desordenada, sobre todo la habitación del fondo. No sé como la persona que duerme aquí puede descansar en este desastre...
Pasaron minutos pero me daba pánico salir, ¿y si aquel loco seguía buscándome ahí fuera? me tumbé en la cama de matrimonio que había y me puse a llorar, no sé que se supone que debería de hacer ahora.

No sé cuando minutos pasaron, pero era imposible detener el llanto. Me pesaba la cabeza y mis lágrimas me habían borrado ya cualquier resto de maquillaje. De pronto, siento como unos brazos me levantan agresivamente de la cama. Mi cabeza quedó contra la pared y mis ojos observaban un rostro conocido.

-¿Quién eres? —Sentía su agitaba respiración chocando contra la mía, apenas nos separaban unos milímetros.—Y que haces en mi casa.

- Me llamo Marlena —fue lo único que pude decir.

- Bien, Marlena. No sé que haces en mi casa pero quiero que te largues ahora mismo. Si eres una fan o lo que sea, ya has conseguido colarte en mi casa de alguna forma. Estate orgullosa.

Mi mente juntó todas las piezas y pude reconocerlo, Damiano David creo que se llama. Bianca no para de hablar de ellos. Había escuchado alguna canción del grupo Måneskin en la radio pero ni siquiera era seguidora de la banda.

- Ni siquiera sabía que vivías aquí. –No sé de donde saqué el valor para responderle.

- Claro que no... –Sonrió irónicamente mientras se pasaba la mano por el pelo.— Vete si no quieres que llame a la policía

- Por favor, necesito quedarme sólo esta noche. Tengo miedo de volver a casa.

- No va poder ser, te acompañaré hasta la entrada y te irás.

Se me hizo un nudo en la garganta, aunque me pude aguantar las lágrimas. No sé cómo Bianca puede idolatrar a un tipo así. Me acerqué a la entrada guiada por él, me abrió la puerta y me vi en la obligación de abandonar aquella casa. Di unos pasos ya en la calle y me giré, estaba mirándome sin ningún tipo de expresión, aunque por dentro debía estar furioso.

No me atreví a andar más y me senté en el suelo unos metros más adelante. Mi casa quedaba bastante lejos y ese psicópata podría seguir cerca. Flexione mis piernas y agaché mi cabeza apoyándola entre mis rodillas. El viento soplaba con fuerza y la luna brillaba intensamente. La hubiese considerado una bonita noche de no ser por esta situación.

La sombra. Vi de nuevo a alguien aproximarse hasta donde yo me encontraba sólo que iba a paso ligero, no parecía tener prisa ninguna. Antes de poder girarme, siento cómo me llevan en el aire unos brazos tatuados, además de las manos que sostenían mis piernas llevaban un anillo de oro en cada dedo. Sabía perfectamente a quién pertenecían estas facciones.

- Sólo esta noche –Su rostro permanecía serio, pero de alguna forma me transmitía paz.

Y así es como volví a casa de Damiano, envuelta en sus brazos como si fuera una niña pequeña. Me soltó en la entrada para que pudiera seguir a pie yo misma.

- Dormiré en el sofá, así tu podrás estar en la cama

- ¿Me vas a dejar el vertedero para mí sola? Qué honor –Solté una pequeña carcajada, aunque el ambiente no inspiraba la confianza como para hacer bromas fue lo primero que se me ocurrió decir.

- No te pases –Hizo una mueca algo parecida a una pequeña sonrisa.– O te vas fuera de nuevo.

Me prestó una camiseta negra con el logo del grupo KISS a modo de pijama, aunque me servía perfectamente como vestido. Me metí en la cama y a partir de ahí sólo la oscuridad de la lúgubre noche. El sonido de la puerta me sobresaltó cuando ya estaba a punto de dormirme.
Damiano.

- Espero que no te importa, soy incapaz de dormir en el sofá –Agarró las sábanas y se metió ágilmente en la cama, justo a mi izquierda.

La luz tenue que ofrecía la luna iluminaba su rostro de manera sutil. Todas y cada una de sus facciones. Su rostro sereno miraba fijamente al mío; cerró los ojos levemente antes de pronunciar las siguientes palabras:

-Buenas noches Stalker.

SPEZZACUORI • Damiano DavidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora