N: ¡Cámbiate! ¡vamos a ver a Lania!
A: ¡vale!
Solíamos hacerlo. Eso de gritarnos desde la otra punta de la casa. Hice lo que me pidió y decidí olvidarme de por qué me había enfadado. Me quité el uniforme y me puse un pantalón corto vaquero y una especie de blusa de tirantes azul cielo. Y sandalias, era verano. Bajé corriendo los dos pisos, mi madre me esperaba en la puerta. Yo estaba feliz, preocupada por Lania, pero feliz. Me encanta el verano, me encanta vivir en un pueblo, me encanta mi casa y me gusta mucho más "mi rincón", me encanta tener unas amigas tan geniales y me encanta que mi madre encontrar a alguien que le ayudara y le hiciera feliz. Y, si soy sincera, me gusta vivir en un pueblo con un famoso. Llegamos al hospital a pie, era un pueblo grande pero queríamos ir andando.
N: a la derecha, piso tres, habitación 342.
Entonces pensé en regalarle algo, una revista, chuches, algo.
A: mamá, ¿puedo comprarle la revista Bravo que tanto le gusta?
N: claro, tomaCojí el dinero que me daba y me dirigí al kiosco del hospital. A los dos minutos volví y cogimos el ascensor para subir al tercer piso.
A: ¿se puede? (Dije llamando a la puerta)
- sí, pasar. Lania está durmiendo.
Suponía que la que nos habló era una enfermera. Entramos. Era una habitación espaciosa, con una pequeña tele. Sólo había una camilla, dónde ví a Lania. Tenía una pierna escayolada y los brazos y la cara con moratones. Debió ser por el ruido, Lania se despertó.
Lania: ¡Alison! ¡has vuelto! (Se incorporó para abrazarme) te he echado de menos.
A: (la abracé) yo también Lani (a veces la llamaba así, al igual que ella me llamaba Alis. Era cosa de hermanas) He traído algo para ti (Dije entregándole la revista)
L: gracias (le quitó el plástico que la envolvía y cogió el collar que venía de de regalo. Entonces empezó a hojear la revista) ¿Lo quieres? ( dijo enseñandome un póster de los gemeliers) Es por si te habías hecho gemelier.
A: mmmm, vale. (no sabía ni por qué lo había aceptado. Igual porque me empezaban a gustar, quién sabe)
L: con que gemelier, eh
A: no, sólo era para Ylenia. (Dije disimulando. Bueno la verdad era que no sabía si era gemelier)
Estuve toda la tarde con ella, hablando, riéndonos y viendo la tele. Le conté muchas cosas del internado, lo bien que se pasaba y los amigos que tenía. La verdad es que, de lo que más hablamos, fue de amigas, chicos, cotilleos, novios y demás. Y ella me contó lo de su colegio, que aunque tenía diez años, también pasaban cosas de ese tema. La enfermera nos dijo que en cinco días ya se iba a casa, pero que necesitaría muletas.
L: hasta mañana Alis.
A: hasta mañana.
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