- Vístete rápido- dijo Ylenia cruzándose de brazos y sentándose en mi cama.
Mientras, yo miraba en mi armario.
- Qué bien que salga Lania- exclamó. Me miraba con ilusión.
Era muy buen amiga. Aunque no conocía a mi hermana se preocupó por ella cuando se
enteró de la noticia.
Tras ojear un poco en mi armario, me vestí con unos vaqueros cortos y una camiseta blanca de tirantes. Luego me calzé unas Converse blancas.- Lista- dije sonriendo.
Bajamos al piso de abajo después de lavarnos los dientes y peinarnos. Mi padre, como no, no estaba listo. Es algo que siempre ha sido, no es lo que se dice puntual. De alguien lo habré heredado... Tras cinco minutos esperando pregunté a mi madre si podíamos ir yendo Yle y yo. Ella asintió.
- ¿Por qué estás tan nerviosa?- le pregunté al verle mirar alrededor y morderse las uñas.
- No te lo puedo decir. Te reirás.
- No me digas que es por... Calum.
- Se pronuncia Calam.
- Da igual- dije suspirando.- ¿Por dónde vive?
- En la calle Santa Ponça.
- Pues está cerca.
- ¿En serio? Esas bromas no se hacen.
- No es una broma Yle.
Me miró nerviosa y vio que estaba seria.
- Dios. No me lo creo.
- Tranquila mujer- dije riendo.
- ¿Podemos ir? Porfa, porfa, porfa.
- Vamos al hospital. Luego ya veremos.
- Pareces mi madre.
- Quiero ver a mi hermana.
- Es verdad. Lo siento.
Caminamos en silencio durante diez minutos. Un incómodo silencio. Llegamos a el hospital y subimos a la habitación 342 del tercer piso.
- ¡Hermanita!- exclamó Lania dejando ver sus dientes a través de una sonrisa.
- Hola- dijé sonriendo- Mamá y papá llegarán pronto.
- Hola, me llamo Ylenia. Voy al internado con Ali.
- Lo sé, me ha hablado mucho de ti.
Alguien llamó a la puerta. Era la enfermera.
- Buenos días, Lania. ¿Ya estás lista para irte?
- Sí.
- Bien. Voy a por las muletas.
Al cabo de cinco minutos aparecio de nuevo por la puerta. La enfemera ayudó a Lania a levantarse y ajustó las muletas a su estatura. Me había contado por teléfono la noche anterior que ya había andado con muletas para ir al baño, y que era cansado.
- Hola, pequeña.- dijo una voz a mi espalda. Mi padre.
- ¡Papá! ¡Que sorpresa!- grito Lania mientras le abrazaba.
Tras hablar con la enfermera, los cinco nos dirijimos a la planta baja para salir del hospital.
-Bueno, mejor nos vamos a casa.- dijo mi madre ayudando a Lania a bajar las escaleras. Ylenia me dio una palmada en el hombro y me miró a los ojos. En seguida comprendí.
- Mamá, ¿podemos dar una vuelta Yle y yo?
- ¿Ahora que están tu padre y tu hermana?
- También está Yle, se va mañana temprano.
Tras una pausa respondió.
- Está bien.- dijo suspirando.
Cogí la mano de Yle y corrí escaleras abajo.
- Vamos, es por aquí.
- Estoy muy nerviosa.
- No me extraña. Pero debemos darnos prisa, ¿vale?
- Vale.
Caminamos unas calles más mientras Ylenia me contaba cosas sobre Calum. Al parecer era muy tímido, al contrario que yo.
- En eso se parece a ti.- le dije cuando me contó el dato.
- Lo sé.- dijo orgullosa.
Caminamos hasta doblar la esquina derecha de la calle. Tres casas más y llegamos. No había nadie, era la hora de comer. Piqué al timbre y esperé. Nerviosa, lo admito. Al poco salió un chico rubio con el pelo perfectamente peinado. Era muy alto, como yo, y sonreía. Miré hacia Ylenia, parecía que se iba a desmayar.
- Hola Calum.- dijo Ylenia con voz temblorosa.
- Hola.- contestó este con una sonrisa. Entonces me miró. Su expresión cambió por completo. Ya no sonreía. Sus ojos estaban fijos en los míos y la boca ligeramente abierta. Era muy guapo.
- Hola.- dije tras unos segundos con una sonrisa.
Calum pestañeó dos veces, como si le hubiera despertado de un sueño, y me miró de arriba abajo.
- ¿Sois fans?- preguntó sin dejar de mirarme.
- Ella sí, yo no.- contesté mirando hacía Ylenia.
- ¿No?
- No.
Se notó que se puso nervioso. Entonces miró hacia Ylenia con una sonrisa.
- ¿Quieres una foto?
- Claro.- dijo ella sacando su iPhone. Se hicieron una foto y Calum le firmó la funda de su móvil.
- Bueno, nosotras te dejamos seguir comiendo.- le dije- ya nos vamos.
- ¿Vivís por aquí?
- Yo sí, ella no.
- Entonces nos veremos.
- Sí.
Ylenia le abrazó y nos despedimos.
- Tía.- dijo Yle parando de caminar.
- Dime.
- Creo que le gustas.
