CAPÍTULO 7: el cuatro de agosto

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Por la puerta asomó una pálida cara y un rubio y corto pelo.

A: ¿Ylenia? ¿Qué haces aquí? (Corrí a darle un abrazo, sonriente).

Y: ¡Sorpresa! He venido para invitarte a algo.

A: ¿Mi madre sabe que estás aquí?

Y: Sí, está todo planeado.

A: Mejor...

Y: Bueno, el caso es que en el típico sorteo del centro de bienvenida, (empezó con impaciencia) ese que te decía que nunca me tocaba nada, (asentí con la cabeza) yo saqué el número ganador. El premio era elegir entre un concierto de Pablo Alborán, Gemeliers y Abraham Mateo, y obviamente elegí a los Gemeliers. Como son dos entradas y no tengo a nadie más en mi aburrida vida, (la miré con la típica mirada de las madres cuando tu hijo/a dice algo malo de sí mismo) venía a pedirte si me acompañabas.

Sonrió de oreja a oreja esperando mi respuesta. Devolví la sonrisa.

A: ¿Ir a un concierto de los Gemeliers? ¿Cuándo sería?

Mi contestación podía reflejar poco interés en la propuesta, pero yo era capaz de ir a cualquier sitio por ella. Especialmente ella. Había perdido a su familia y, pese a eso, era muy atenta con los demás. Es mi compañera de habitación desde los ocho años y estamos muy unidas.

Y: El cuatro de agosto.

N: Por mí encantada, ¿lo sabe mi madre?

Y: Tu madre, tu madre. Todo el día tu madre. Vamos a perder la cabeza un poco.

En su cara se dibuja su famosa sonrisa torcida. Al ver que la miraba no muy convencida continuó.

Y: Sí, Ali, lo sabe tu madre. Ella dice que puedes ir.

N: Genial. Entonces iré.

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Estabamos Ylenia y yo en el tejado. Ya le había enseñado la casa y, por la ventana-balcón de mi Rincón, habíamos salido al tejado para hablar mientras el sol calentaba nuestra piel.

Y: Pues el albergue juvenil no tiene mucho cambio. Hay menos cosas infantiles pero la estructura de las habitaciones y las aulas es la misma. Eso sí, hay chicos mayores y mejores.

Las dos reímos. Al cabo de un tiempo continuó.

Y: Hay un chico de un año más que nosotras y... en fin... está muy bueno. A mí me gusta él, pero no sé si yo le gusto. (Esperó apenas un segundo, callada, y luego siguió). Es la típica historia, lo sé, pero no sé que hacer.

A: ¿Él te mira? ¿Se fija en ti? ¿se intenta acercar? ¿o va con otras?

Y: Lo mejor es que te lo cuente desde el principio.

A: Adelante.

Escrito sobre otra mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora