El sol no brilla siempre

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¿Te importaría decirme qué estás haciendo aquí? —Al reconocer la calle a través de las ventanas del carruaje, y esa elegante mansión a pocas manzanas de su residencia familiar, Hyunjin se volvió hacia su hermano con expresión firme

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¿Te importaría decirme qué estás haciendo aquí? —Al reconocer la calle a través de las ventanas del carruaje, y esa elegante mansión a pocas manzanas de su residencia familiar, Hyunjin se volvió hacia su hermano con expresión firme.

—Puede que le diera a entender a Lady  Yang que esta tarde vendría de visita —dijo Felix, empeñado en seguir con aquella maniobra evidente. —Además, debo hablar con sir Yang. He recibido órdenes nuevas. Entraremos solo un momento, así que no pongas esa cara de susto.

—Esta táctica es muy poco original —señaló Hyunjin con sorna. —Debería haberlo previsto cuando me preguntaste si quería acompañarte. A veces olvido que tú nunca haces nada a las claras. Yo esperaré aquí junto al carruaje.

—¿Con este tiempo? —Felix atisbo por la ventana. —Estarás muy incómodo, en mi opinión.

Fuera hacía frío, humedad, era tan agradable como un calabozo antiguo, y caía una cortina de lluvia persistente. Hyunjin se cruzó de brazos irritado y miró a Felix.

—Sobreviviré. No tardes, o le diré al cochero que nos marchemos sin ti.

—¿Cómo crees que se lo tomará Jeongin, si se entera de que prefieres tiritar por la humedad antes que verlo a él?

—Lo último que quiero hacer es animarlo. Olvídalo.

Su hermano le obsequió con una de sus famosas miradas asesinas.

—¿Te das cuenta de que sus emociones también deben tenerse en cuenta, y no solo tu necesidad egoísta de ser indulgente contigo mismo y de perseguir tus intereses hedonistas sin censura? Un joven hermoso e inteligente de una buena familia siente una inclinación romántica hacia ti. Si dejas pasar esta oportunidad, voy a tener que dejar de pensar que eres inteligente.

La afirmación contenía tantas ofensas que Hyunjin no sabía cuál de sus cáusticos contenidos rebatir primero. Abrió la boca para defenderse y luego la cerró de golpe.

—Yo envié unas flores hace un rato. Firmé la tarjeta solo con el apellido Bang. Su madre pensará que vienen de mi parte. Jeongin confiará que vienen de la tuya.

—¿Es que estás loco de atar? —Le preguntó Hyunjin con vehemencia. —No te metas en esto.

—Hyunjin, desde que volvimos de la mansión has estado tan tristón que apenas te conozco. Tienes un humor de perros. —Felix apoyó la espalda con expresión hermética. —No lo niegues. Todo el mundo se ha dado cuenta. Minho me persiguió el otro día para preguntármelo. Mira, hermano, tú no deseas un cambio así en tu vida, bien, pero a mí me parece que tu vida ya ha cambiado. ¿Dónde está el encantador Hyunjin Bang que se pasa la vida coqueteando, con total indiferencia, y se acuesta con un joven distinto cada noche?

—Yo. No. Coqueteo —Hyunjin espetó todas esas palabras con un énfasis singular.

—Ya no, es verdad. Doy por supuesto que últimamente no te has dedicado a ninguna de esas bellezas tan complacientes a las que solías perseguir.

ᒪᕮᑕᑕIOᑎᕮS ᗪᕮ SᕮᗪᑌᑕᑕIÓᑎ ( 𝐵𝑎𝑛𝑔ℎ𝑖𝑛𝑜)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora