Los hombres desean entendernos, pero solo en un sentido muy abstracto. Según ellos, la volatilidad de nuestras emociones nos convierte en unas criaturas demasiados complicados para poder comprendernos del todo. Debo admitir que, hasta cierto punto, tienen razón. Los hombres se enfrentan a la vida de un modo muy directo. Algo que nos conviene recordar en nuestro provecho. Los jóvenes, por su parte, se entienden muy bien entre sí.
“Del capítulo titulado Su realidad frente a nuestras ilusiones”
El sol de media tarde se colaba a través de los ventanales y caía en haces sesgados sobre la lujosa alfombra. Las cristaleras estaban abiertas a los jardines, y el aroma de las rosas en flor inundaba el aire. Jeongin sentado frente a Minho, levantó una ceja.
—Pareces raro,Min. —dijo con aire suspicaz. —¿Estás escuchando la conversación, siquiera?
—Yo pienso lo mismo —intervino Jihyo, condesa. Menuda y bonita, estaba sentada en el borde de una butaca de tapicería exquisita, con su cabellera de ébano recogida con recato en la nuca, y la misma pregunta escrita en sus encantadores ojos oscuros. —Pareces muy distraído.
—¿De veras? —A Minho le resultó imposible fingir inocencia y se echó a reír. Sus amigos, reunidos en la salita informal de Jihyo para tomar el té y charlar, tenían bastante razón. Hacía un buen rato que había perdido el hilo de su cháchara sobre las últimas tendencias de la moda.
La velada anterior había sido un... éxito. Él incluso lo calificaría de revelación. ¿Cómo diablos podía pensar en eso sin sonreír?
Bien, era imposible.
—Sí. Extraño como un gato que se ha comido el canario. —Jeongin se sentaba ahora algo más erguido, en un sofá de brocado. Era bajito, con facciones femeninas y una figura envidiable. Era muy común que los caballeros se confesaran enamorados de él, pero a pesar de la insistencia paterna para que se casara pronto, aún no había encontrado a nadie que le conviniese. Esta era su segunda temporada, y ello lo convertía en una especie de desafío para los jóvenes de la buena sociedad. —¿Qué ha pasado? —preguntó.
Habían sido muy buenos amigos desde niños, y aunque Minho intentó adoptar una expresión anodina, no lo consiguió.
—¿Qué os hace pensar que ha pasado algo?
Los dos intercambiaron una mirada y después dirigieron la vista de nuevo hacia él.
—Llámalo una conjetura —dijo Jihyo con sequedad. —Los dos te conocemos y yo ya he visto antes esa expresión. Me recuerda la vez que fuimos a explorar la abadía en ruinas a medianoche esperando encontrar fantasmas y nos pillaron al volver. Tú te inventaste un cuento y conseguiste que mi institutriz se lo creyera no sé cómo. —Y añadió: —Pero nosotros sabíamos muy bien que en realidad éramos culpables de habernos saltado las normas.
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ᒪᕮᑕᑕIOᑎᕮS ᗪᕮ SᕮᗪᑌᑕᑕIÓᑎ ( 𝐵𝑎𝑛𝑔ℎ𝑖𝑛𝑜)
AcakNingun joven de verdad debería tomar clases de un cortesano... Lee Minho, el nuevo esposo de Christopher Bang, quinto duque de la dinastía Racha, es la encarnación del novio perfecto. ¿Qué diría entonces la sociedad si lo vieran con una copia de Los...