Largos vestidos se movían a través del salón, en un ritmo armónico junto con la música que era interpretada por la orquesta. El candelabro en medio del salón de baile creaba sombras en cada esquina, y aún así le daba un brillo encantador a las personas que bailaban debajo de este.
En medio de la pista de baile, bajo una máscara oscura de un cuervo, había un hombre cuya belleza podía ser comparada solamente con el resplandor de la luna o el florecer de una flor, un hombre cuyos ojos plateados brillaban más radiantes que cualquier estrella en el cielo o la joyería más delicada que vestían los invitados que danzaban alegremente en el salón; un hombre cuyos labios rojos eran tentadores y tan encantadores como las palabras que susurraba expertamente en los oídos de jóvenes damas y algunos suertudos caballeros en las sombras; un hombre que, mientras bailaba con su querida hermana, aún no se daba cuenta que alguien en la multitud había estado prestando atención a sus movimientos.
Un hombre de piel tan fría como el hielo, una mirada capaz de causar los más oscuros horrores a cualquiera que se atreviera a ofenderle; un hombre vestido con una capa blanca y la máscara de una grulla del mismo color. Un hombre cuyos ojos brillaban en un tono dorado incluso en las sombras. Un hombre cuya vista nunca se apartaba del otro, mirando cada una de las hebras de su cabello obsidiana, la forma en que movía su pequeño cuerpo, las sonrisas que le regalaba a su hermana. Un hombre que lo había estado observando por cierto tiempo, desde la llegada de la Familia Jiang a esa ciudad.
Lan Wangji había vivido lo suficiente como para dejar de sentir la soledad. Su familia, todos aquellos a los que había conocido, ya no se encontraban en este mundo. Y mientras más tiempo tenía que pasar ‘viviendo’, menos sentía.
La frialdad era algo familiar para él. El único calor que podía recordar era ese que acompañaba la preciosa sangre que necesitaba para vivir.
Hasta aquella noche, cuando lo vio.
Wei Wuxian.Un hombre joven, adoptado por la Familia Jiang durante su niñez.
Un hombre cuya sonrisa brillaba intensamente, provocando que sintiera algo por primera vez en siglos.
Un hombre que, con pequeñas charlas y estruendosa risa, despertó algo dentro de él.Algo que jamás había pensado que podría sentir.
Una necesidad tan intensa que casi lo había tomado allí mismo. Había estado tan cerca, llevando sus labios al cuello de Wei Wuxian, sintiendo su pulso debajo de estos. Preparado para morder esa piel y drenarlo completamente de su vida. Se detuvo en ese entonces, apenas dejando una pequeña mordida, escuchando las risitas del hombre ebrio entre sus brazos.
Lan Wangji no había salido en la búsqueda de alimento esa noche, y aún así todo dentro de él le dijo que lo tomara.
Se fue esa noche, pero siguió regresando a mirarlo desde la distancia.
Su necesidad solo creció. No de morderlo ni comerlo, como a cualquier otra presa.
Wei Wuxian había nacido para ser suyo, decidió. Un rayo de luz en la oscuridad de su ‘vida’.
Suyo, completamente.
Cada noche, lo siguió, de taberna en taberna, a cada fiesta que la alta sociedad de la ciudad orquestraba, observando desde lejos, su mirada volviéndose asesina cada vez que vio a Wei Wuxian coqueteando abiertamente con las mujeres, o secretamente permitiéndose ser tocado en las sombras por los tan llamados caballeros. Muchos de ellos desaparecían por la mañana y no volvían a ser vistos de nuevo.
Lan Wangji estaba seguro de lo que quería ahora, finalmente sintiendo más que en cualquiera de los siglos que había estado ‘con vida’.Caminó pasando el salón de baile, siguiendo una capa roja y la risa de Wei Wuxian. Una copa de champaña en sus manos, largo cabello ondeando en una coleta alta, ojos brillando radiantes.
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Only Mine
Fiksi Penggemar[3 Historias escritas para Dark Lan Zhan Week 2020] 1. Bajo su Fría Mirada [Obsesión, AU no humano] "Wei Wuxian", una voz ronca lo saludó, el agarre en su cintura volviéndose más fuerte. "Finalmente te atrapé". Un susurro en su oreja, el ligero ar...