Tata

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Hoy volví a ver al tata,
se encontraba a mi lado
con su inigualable vestimenta
y sus cabellos de lado a lado.

Quizá una energía extraordinaria
colocó al tata a mi costado,
una secreta energía contenida
que, incapaz, aún no he expulsado.

Nunca un hombre conocí como él,
y sí, tenía sus locuras y sus desventajas,
pero es parte de alguien de carne y hueso
el saber dar cariño sin necesidad de un beso.

Y el tata era así
por todo el mundo y por mí,
así se ganó mi cariño,
así aprendí a querer desde que era niño.

Cada cierto tiempo lo vuelvo a llamar,
mis ojos suelen alterarse al azar,
se abren, se cierran, lloran, se dilatan,
al ver denuevo al tata así se suelen comportar.

Y sé que el lugar nunca importará,
ni el día, ni el mes, ni el año que será,
pues llevo en mi interior siempre esa sensación:
cuando lo llame, el tata volverá a mí con emoción.

Los Poemas de EvaristoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora