Esta mañana me levante temprano, tenia grandes planes para el día de hoy.
No me vestí, ni me calcé, salí de la habitación con el pijama sin hacer ruido. A estas horas la luna seguía presente, todavía nadie estaba despierto, ni siquiera Pan. Salí del campamento y me adentré en el bosque en dirección a la laguna de las sirenas.
Cuando llegué, el agua estaba tranquila, nada se movía alrededor, no sabia como llamar la atención de las sirenas, pero necesito que fuera cuanto antes, me coloque en la orilla, sobre una piedra plana y larga que se adentraba en el agua. El paisaje y el ambiente eran tranquilizadores, lo único que escuchaba era mi respiración.
Acerque la mano al agua, toqué con el dedo índice la superficie y una gota de estela azul salió de mi dedo y se adentro en el agua hasta desaparecer en la oscuridad. No me sorprendí en absoluto, llevaba tiempo intentando practicar con mi magia a escondidas, había conseguido avanzar un poco, pero lo único que había descubierto era el color de mi, un bonito azul fluorescente que se iluminaba mucho más en la oscuridad. Como mucho conseguía dibujar cosas en el aire con mis dedos, pero nada más.
La superficie del agua empezó a removerse, burbujas de aire subían desde las profundidades. Pronto, cinco sirenas asomaron sus cabezas y me miraron expectantes.
- ¿Qué trae por aquí a la puta de Pan? - dijo una de las sirenas, la mire amenazante, no me hacia ninguna gracia que dijeran que era de Pan.
- querer hacer un trato - dije seria, me arrodille frente a ellas, sentándome sobre mis talones.
- ¿Qué tipo de trato? - habló otra sirena acercándose un poco más.
- eso depende de vosotras, ¿Cuánta lealtad tenéis hacia Pan? - las sirenas se miraron entre ellas confundidas, luego, la que parecía la cabeza del grupo volvió ha hablar.
- muy poca - sonreí por la respuesta. - Pan solo nos usa para atacar a los piratas y para que algunas se encarguen de sus necesidades... nosotras no lo necesitamos esencialmente, podemos entrar y salir de Nunca Jamás cuando queramos, pero nos gusta este lugar...
- entonces es el tipo de trato que se hace para derrocar a un rey.
- y supongo que luego tu serás la que ocupe el trono - acusó de mala gana la sirena que me había llamado puta, al parecer era la única que no estaba colaborando con que esto funcionase.
- supongo que tu eras la que se encargaba de sus necesidades, ¿estas enfadada porque ya no te necesita? - dije haciendo un puchero con mis labios para burlarme de ella, podía notar como la hervía la sangre tan solo con tenerme delante.
- Casandra, vuelve con las demás - ordenó una de las sirenas.
- eso, Casandra, vete - la sirena volvió a sumergirse bajo el agua a regañadientes.
- ¿Cuál es plan? - dijo la sirena.
- vamos a... - me interrumpí a mi misma cuando algo crujió a mis espaldas, me volví a incorporar, las sirenas desaparecieron asustadas. Era Félix.
- lo sabía - dijo el rubio con orgullo colocando con un movimiento su típico mazo en el hombro.
- Félix, ¿ocurre algo? - dije haciéndome la tonta, con suerte se tragaría una mentira y no tendría que matarlo.
- claro que ocurre algo, ya le dije a Pan que tramabas algo, pero no me escuchó - dijo con odio - ahora morirás, él mismo te matará cuando se entere - se dio la vuelta y empezó a correr hacia e campamento. Cambie mi expresión a una seria e impasible, corrí detrás de él.
Félix era mucho más rápido que yo, no llegaría a tiempo, estiré mi brazo hacia delante y una bola azul salió de la palma de mi mano derribando a Félix al instante, me abalancé sobre él, cuando se volvió a levantar. Me puse encima suya, con una de mis piernas a cada lado, lo golpeé en la cara pero casi ni se inmutó, volví a pegarle, entonces algo cambió, creo que lo había enfadado de verdad, lo reconozco, me asuste. Alce la mano para pegarle otra vez, él agarró mi puño a centímetros de su cara, empezó a apretar mi mano haciendo que me clavara mis propias uñas, intenté soltar mi mano adolorida, pero no podía, la sangre empezaba a salir por los pequeños huecos que había entre nuestras manos, grite de dolor. Alce la otra mano para pegarle con esa, Félix agarró mi muñeca y de un movimiento nos dio la vuelta quedando él arriba, por lo menos soltó mi puño ensangrentado para agarrar mi otra muñeca.
- ¡¿TE CREES QUE PUEDES VENIR AQUI, A ESTA ISLA, Y HACER LO QUE QUIERAS?! - me gritó acercando su cara a la mía, yo la giré mirando hacia mi muñeca aprisionada, las movía intentando soltarme, pero lo único que conseguía era hacerme más daño.
- basta - susurré al limite, definitivamente había cometido un error al subestimar a Félix. Me alteré mucho mas cuando soltó mis muñecas para agarrar mi cuello, me removí alterada.
- a tus padres les encantará encontrar tu cuerpo junto al de Wendy y Will cuando lo mate a él también - dijo fuera de sí.
Abría la boca necesitada de aire, pero no conseguía que pasará nada, la garganta me ardía, tenia unas ganas de llorar terribles por el dolor que estaba sintiendo. Sentí que antes de morir ahogada, mie cuello se partiría por la fuerza que estaba infringiendo contra él. Tenia los brazos estirados hacia él, intentando apartarle, empujarle, cualquier cosa para que me liberara. Llevaba tiempo pataleando, dándole rodillazos en la espalda, pero parecía no sentir nada.
Entonces, cuando creí que este era mi final, apareció una quinta mano. El dueño de la mano agarró el hombro de Félix y tiró de él lanzándolo hacia atrás hasta que la espalda del rubio chocara contra el tronco de un árbol.
Me puse de lado cogiendo una enorme bocanada de aire, tosí hasta quebrar mi voz por completo, sentí un par de manos sobre mi, las alejé al instante, no quería que nadie me tocara.
- ¿SE PUEDE SABER QUE COÑO HACES? - Pan agarró a Félix y lo levantó del suelo como si no pesara nada, lo estampo contra el tronco con el que había chocado antes. Pan parecía más enfadado que Félix hace unos segundos, ahí caí en la cuenta de algo muy importante a lo que al parecer no le había dado importancia antes.
Si ni siquiera era capaz de ganar a Félix, nunca podría superar a Pan. Mis padres junto a Regina y Gold lucharon contra él, y por poco no consiguen vencer. Yo no tenia posibilidades.
- QUIERE MATARTE, LA HE PILLADO HABLANDO CON LAS SIRENAS, NO ESTA ENAMORADA DE TI - acusó el rubio. Todo se quedó en silencio, Peter fue bajando a Félix hasta soltarlo, luego se dio la vuelta con ojos psicópatas.
- ¿Qué estabas haciendo en el bosque? - se acercó a mi amenazante. Empecé a llorar.
No os confundía, no lloro por qué esté asustada, o por qué me duela la garganta. Lloró porque todo el mundo se ablanda. Las lágrimas y la voz cortada ocultan la mentira.
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Prohibido (Peter Pan) *FINALIZADA*
FanficLa hija de el capitán Killian Jones y la salvadora Emma Swan. La ignorancia mata. "si ves ojos verdes, corre. - ¿Y si no lo hago? - puede que sea lo último que veas." "- ¡AHHHHH...! - escuché el gritó de dolor de mi madre, alcé la mirada para ver la...