Capítulo I: El Final

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En una parte del espacio, en alguna galaxia, en un sistema solar, en un planeta, ocurre una catástrofe que nadie más puede saber, en este mundo a caído un meteorito, algo que es muy común en el universo es que los cometas y asteroides se estrellen con otros objetos del espacio, pero para este planeta lleno de agua, con mares relativamente poco profundos, con gran capacidad de vida en especial vegetal, algas que invaden de colores los océanos, complejas comunidades de organismos que nombran arrecifes, lo que alguna vez fueron cielos de color turquesa, con rebaños de nubes, infinidad de aves, ahora luce gris, con algunos tonos rojos y naranjas, como si el cielo se quemará, era tan extraño el panorama que se volvió imposible distinguir entre el amanecer y atardecer.

Todos los seres vivos en ese lugar trataban de salvar la vida, pero lo curioso es que no lo intentaban con la propia, sino a los niños y bebés, ninguno de los adultos trataba de salvar su existencia, comprendían que su especie podía preservarse si al menos los pequeños sobrevivían, quizá estarían solos en un mundo extraño, lleno de peligros, sin embargo si se volvían fuertes y salían adelante hasta la etapa de madurez ellos darían vida una vez más a su raza, las criaturas predominantes en ese lugar eran los tritones y las harpias.

Los tritones adultos buscaban desesperadamente refugiar los pequeños huevos con sus bebés, el agua hervía con furia en los lugares más cercanos al impacto, por lo que peces, crustáceos, gusanos, medusas, artrópodos, entre otros morían de una forma cruel en tan sólo instantes, los tritones usando toda su fuerza colocaron en la parte más profunda del mar a sus hijos, mientras que aquellos que no tenían niños usando su magia, sus cuerpos y sus vidas los protegían tanto como les era posible, con sus afiladas garras clavaron en roca caliza para formar una cueva que cubra los huevos, los padres se abrazaron a ellos, mientras que esperaban pasará aquel cataclismo.

Por su parte las harpias se congregaron en lo más profundo de la selva en sus nidos protegiendo con sus alas y sus cuerpos los huevos, a su vez el resto de éstas aladas trataba de cubrir a las madres usando su magia de viento para desviar las ondas de choque en la mayor medida de sus posibilidades, pero el aire estaba empezando a llenarse de gases venenos, por lo que las harpias empezaron a perecer una tras otra, sobre todo las más expuestas, lo peor llegó con la caída de material incandescente, lo que golpeó y derribó a las criaturas aladas.

El impacto provocó una reacción en cadena, en el mar los tsunamis arrasaron con gran parte de los animales y plantas, entre ellos los tritones, también los grandes asesinos de vida fueron el agua con hirviente ácido sulfúrico, metales pesados contaminaron grandes extensiones de  mar, en tierra el magma, material quiroplastico, incandescente, gases tóxicos, ceniza volcánica, fue aniquilando a casi todas las harpias,  apenas unas pocas formas de vida sobreviven a este infierno, quizá no más de un par de cada especie, los pocos huevos de tritones y harpias que han quedado intactos son la esperanza de los padres moribundos, al pasar las horas el clima se vuelve aún más caótico, grandes tormentas eléctricas, de arena, lluvia ácida, azotan todo a su paso, así que ese panorama desolado se extiende por días, semanas, trayendo sólo más muerte.

Este apocalipsis causa que las plantas se marchiten por lo que ahora hay grandes hambrunas entre los ya escasos sobrevivientes, gran parte del aire está viciado lo que mata a más criaturas, tanto tritones como harpias se niegan a morir, pese a lo enfermos que están por todos los eventos que han ocurrido, protegen fielmente a sus bebés, apenas comen lo poco que hay para mantenerse con vida, su dolor y sufrimiento de todos los sobrevivientes aumenta con los meses, están tan mermados los tritones y las harpias que pierden las fuerzas, se les vuelve cada vez más difícil buscar su alimento ya de por sí escaso, esto los debilita lo suficiente para que no puedan proteger a todos los huevos, algunos son llevados por las corrientes del mar o las fuertes ventiscas, por largas estaciones esperaron a que sus niños nacieran, aunque este tiempo de espera también sirvió para darle tiempo al planeta de estabilizarse.

El amor del Mar y el Cielo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora