Capítulo V: Miedo o Amor

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Al siguiente día se encontraron nuevamente Ulquiorra y Orihime, ingenuos e inocentes, ni siquiera se habían dado cuenta que compartían la misma lengua. Siendo de dos especies diferentes con formas de vida distinta que no comparten un mismo hábitat es extraño, pero aquello era algo tan dulce, puro y natural que esas pequeñas preguntas lógicas simplemente no existían. Su canto aún inmaduro con apenas unos ritmos sin gran complejidad los guiaba el uno al otro.

- ¡Joven Ulquiorra! - exclamó emocionada la alada

- ¡Harpia!, ¿hoy empezamos con las marcas? - preguntó el ojiverde

Ella afirmó con la cabeza, se veía ligeramente decaída, sin embargo el acuático no quiso cuestionar. A su lista de pendientes del día como conseguir material para el nido, se sumó la creación de guías, tenían que ser visibles entre sí, lo suficientemente llamativas para no confundirse entre el mar, la hierba o los árboles, también debía ser resistente. Pará ello ambos buscaron entre las cosas que tenían disponibles, no había mucho con que trabajar, Ciffer entonces pensó en una solución simple, tallar rocas, apilarlas en forma vertical y pintarlas con algún vegetal.

La forma de estas estructuras sería fácil de distinguir por lo antinatural que resultaban, por lo que ambas especies podrían viajar usando estás figuras, aunque Orihime encontró un nuevo problema; las rocas servían como guías pero no como distintivos para saber en qué dirección se encontraba su hogar. Así que pusieron nombres a ciertos puntos, colocaron una pluma pintada como distintivo, así sabrían a dónde habían ido y por donde regresar.

Esos días mientras seguían construyendo sus rutas y el nido, las diferencias entre la pareja de tritones y harpias se hacía más profunda, más notoria. En lo profundo del mar Grimillow estaba feliz con todos los nuevos avances de su hermano, al fin podía ver las playas, seguro y confiado, probaba nuevos alimentos, recorría nuevos mares; al fin parte de sueño se hacía realidad, nuevas perspectivas surgían en su cabeza al igual que esperanzas de encontrar respuestas.

- ¿Cuánto crees que hemos explorado de nuestro mundo? - preguntó el inquieto ojiceleste

- No mucho, por lo poco que he podido comprobar aún nos falta demasiado... - dijo el pelinegro

- Es un océano muy bastó... espero con ansias ver más... - comentó Jean

- Lo haremos a su debido tiempo... se paciente Grimillow, somos jóvenes, a mí ni siquiera me han crecido cuernos como a ti... aunque no entiendo ¿para qué los necesitamos siendo criaturas acuáticas? - dijo el ojiverde

- Mmm... supongo que es un ornamento... una muestra de madurez... - dijo el escamas azules

- Mmm... yo creo que tienes razón... - dijo Ciffer

Tan caprichoso como era, Jaquen se abrazo a su hermano, cariñoso, soñando con mil ideas de un mundo desconocido.

En el corazón de la selva las dos harpias discutían.

- ¡Orihime!, ¿qué no entiendes?, ¡sólo estoy intentando protegerte? Es peligroso que sigas yendo más allá, no sabes lo que te puede estar esperando... - dijo desesperada la peliverde

- ¡Es precisamente por eso! Quiero saber que hay más allá, la vida no se va a detener porque yo lo haga, yo puedo volar, más alto, más lejos, pero ¿qué me detiene? El miedo... - comentó la de ojos grises

- La vida no se detiene, ni el miedo es malo, en ocasiones es lo único que evita que nos llegue la muerte, ¿acaso está mal qué me preocupe por ti? Eres mi hermana... - reclamó la de marca en el rostro

El amor del Mar y el Cielo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora