Capítulo IV: Anhelo

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Al regresar a su hogar cada uno le contó a su hermano todo lo que había visto, a la criatura que habían conocido, lo que habían comido, describieron con tantos detalles como les fue posible, las palabras les eran insuficientes para explicar lo que sentían, lo que experimentaron, pese a esta limitación, sus hermanos quedaron maravillados, debían regresar para investigar aún más, querían saber más sobre el mundo, así que no sólo seguirían explorando, sino que se mantendrían en contacto con la otra especie. Ese día luego de un tentempié el cuarteto de hermanos se dirigió a continuar sus exploraciones, Ulquiorra se dio cuenta de algo peculiar, que era insuficiente lo hecho, que si realmente querían conocer más de su mundo, debían viajar más lejos, sin la seguridad de antes, sino a base de su memoria, tal vez dejar marcar, saber por dónde he estado, para saber a dónde no he ido, pero su mejor opción era la cooperación, las harpias tenían una ventaja indudable, su capacidad de vuelo, era una forma de llegar más lejos, así que ese día Grimillow tuvo la posibilidad de acercarse más a la playa, el ojiverde para conservar la relación que tenía con la pelirroja mantuvo a su hermano a cierta distancia, Odelschwak, era un tanto tímida, no lo admitía, pero le daba miedo ir demasiado lejos de su hogar y no poder volver, así que no quiso ir muy cerca de la playa, entonces Inoue lo pudo ver, al brillante triton en el agua baja, disfrutando de un poco de luz.

- ¡Sigo pensando que eres lindo! - exclamó la voz de Orihime

Jean al ver sus enormes alas, así como sus afiladas garras de la chica, decidió no acercarse, se sumergió en el agua, solo miraba a su hermano a la orilla del mar.

- Nos vemos de nuevo como lo prometí harpia... - dijo el pelinegro

- Eso me gusta, hoy te traje algo especial... - dijo la entusiasta alada

- Yo te traje una extraña fruta que se da en unas algas que pueden extenderse por kilómetros, se que te gustará porque es dulce... - dijo el ojiverde extendiendo la mano a la emplumada con un objeto blanco, que se marcaba en 6 gajos, con una piel suave pero firme

Inoue revoloteaba para acercarse lo más posible sin tocar el suelo, primero puso en la cabeza del acuático una corona de flores, después tomó la fruta, retrocedió un poco hasta un manglar, Ciffer se miró en el reflejo del agua para apreciar lo que le habían colocado, era interesante, para él, cortó una de las flores, la comió, probando el sabor, era tenue, no era muy dulce, era agradable, tampoco era amargo.

- ¿Cómo se come esto?, ¿lo puedo comer con todo y cáscara? - se cuestionó la de ojos grises

- Mejor no lo hagas, esa cáscara es amarga... cortalo... sigue las marcas con tus garras para comer la pulpa dulce... blanca, las semillas también tienen un sabor agradable, pero muy ácidas... - explicó el de escamas esmeralda

La impaciente pelirroja le devolvió la pieza al ojiverde, esté con sus uñas cortó un trozo y se lo dio a la chica, esta sin pensarlo comió una mordida, era dulce, perfumado, jugoso, un poco fibroso, pero le gustaba el sabor, por lo que siguió degustando, el pelinegro suspiro, dándole a la alada uno tras otra de los pedazos.

- Por lo que notó te gusta... - dijo el triton

- Mucho, nunca había probado semejante... dulzura... - dijo sonrojada la pelirroja

- Supongo que no te molesta que me coma tus... ¿platas...? - dijo el ojiverde

- Son flores, hay algunas que tienen sabor amargo, otras son venenosas, pero esas tienen un sabor suave, además son buenas para el estómago, note que comes cosas con sabor muy fuerte, incluso difícil de masticar, esas flores te ayudarán... - comentó apenada la alada

- Gracias harpia... hay algo que quiero pedirte... - dijo serio el de pálida piel

- Mmm... dime... - dijo curiosa la de ojos grises

El amor del Mar y el Cielo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora