El amor del Mar y el Cielo

Capítulo IX: La naturaleza es sabía

La vida próspera, más animales, insectos, aves y crustáceos llenan los mares y la selva, como no había más que 4 grandes predadores, el resto de la biosfera podía crecer y adaptarse al mundo. Ulquiorra dormía mucho, comía todo lo que estaba cerca de su alcance, lentamente se fue recuperando, día a día era una batalla, poco a poco fue ganando peso, el brillante color de sus  escamas, su hermosa aleta caudal grande y elaborada como un arrecife. Su cornamenta ahora era más grande que la de su hermano, luego de meses el joven triton se veía repuesto, incluso más maduro que Jaquen.



Aunque el ojiceleste todavía no sabía que le había ocurrido a Ciffer. El de cabello azul al notar que el ojiverde había vuelto a su salud habitual comenzó una vez más a su rutina de abrazar a su hermano, de darle cariños, dormir con él, su adorado hermano había regresado a la normalidad hasta cierto punto. Una buena tarde el valiente Jaquen se decidió a retomar esa platica cuando su hermano llegó en tan mal estado.

- ¡Oye Ulquiorra!, hace tiempo no me quisiste contar... - comentó el ojiceleste

- ¡Mmm!, ¿sobre lo qué pasó durante el monzon? - dijo frío el pelinegro

- Exactamente. Dime ¿que te pasó en ese entonces? - dijo curioso Jean

En otro lugar, en el corazón de la selva Inoue había terminado con ampliación de su nido, no podía volar mucho ni muy lejos, estaba muy emocionada por ver en el próximo monzon a su amado triton. La relación entre la pelirroja y su hermana había mejorado, no era la misma de antes, pero tenían más comunicación y confianza. Odelschwak estaba muy curiosa por ver el abultado vientre de su hermana, "¿qué había pasado entre el triton y ella?" , era un tema que la propia peliverde evitaba, odiaba a Ulquiorra, sin embargo era muy grande su necesidad de saber "¿qué le ocurrió a Inoue para engordar así?"

- ¡Hermanita!... - comenzó la tímida harpia

- ¡Mph!, dime pequeña Neliell... - dijo la amable y vivaz pelirroja

- ¿Qué pasó en esos días que quedaste atrapada en el manglar? - preguntó la de ojos café

- Yo cuidaba de Inoue Orihime, ella no podía moverse, le cantaba y le llevé de comer... nada extraordinario, no durante el día... lo increíble pasó en la noche... - dijo Ciffer

- ¿En la noche?, ¿por qué Inoue? - dijo intrigada Odelschwak

- Porque mi cuerpo sufría una transformación impresionante, pero también muy dolorosa. Dejaba de ser solo un pez para ser una rana que podía subir a los árboles. La harpia estaba indefensa, así que yo le di mi calor, use mi cuerpo para procurarla, me enamoré... - dijo apenas sonrojado el ojiverde

- ¿Enamorado?, ¿cómo?, ¿qué es eso? - dijo atónito el triton más grande

- Es tan fascinante, tan hermoso que ni siquiera puedo describirlo. Son tantos sentimientos, pero principalmente sientes que debes dar lo mejor de ti al otro, tu voz, tu corazón, tu cuerpo... todo solo para que sea feliz y al verlo feliz... tu también lo eres... - comentó la avergonzada pelirrojo

Los dos hermanos quedaron atónitos, tanto Neliell como Grimillow estaban desconcertados. Entendían el sentimiento hasta cierto punto, ellos amaban a su semejante, pero no a tal grado, al escuchar tan hermosa historia sintieron curiosidad por experimentarlo ellos mismos. Pronto sería el monzon, el ojiverde estaba demasiado ansioso, así que día a día se fue acercando al manglar, detrás de él, viajaba Jaquen. Igualmente Orihime guiada por un fuerte instinto y su promesa se fue alejando de su hogar para buscar al pelinegro, Neliell pese a su miedo también voló con ella.

En tiempos antiguos las hembras y machos vivían separados, desde que nacían, los masculinos criaban sólo a los niños, las féminas sólo a las niñas. Se amaban, toda la vida anhelaban encontrar a su amor y en cada temporada se encontraban. Los tritones eran una especie fiel hasta la muerte, solo tenían una pareja toda la vida, aún con la distancia. Los acuáticos llamaban a sus parejas con su canto, lo mismo ocurría con las aladas.