𝘁𝗵𝗲 𝘀𝘄𝗼𝗿𝗱𝘀𝗺𝗮𝗻 ━━━━━━ ❝ In another life, I would be your boy. We'd keep all our promises, be us against the world ❞
Siete vidas. Miles de tragedias. Hachiro Arata solo deseaba que la octava fuera la vencida.
Satoru Gojo x Top Male Oc
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Era Heian. Lugar desconocido.
La presión sobre su cuello fue abrumadora, sus ojos ardieron con lágrimas contenidas. ¿Cómo había terminado así? Acorralada como una rata, con miles de hechiceros rodeándola, podía sentir las miradas de todos sobre ella, clavando dagas sobre su cuerpo.
Carajo, pensó.
La habían atrapado, había bajado la guardia.
Siempre odio la idea de ser la damisela que debía ser rescatada, pero ahora, por primera vez en su vida, deseo que su caballero de brillante armadura llegará a su rescate.
—¿Qué creen que hacen hechiceros? —preguntó con altanería como si ella no tuviera todas las de perder, como si en verdad creyera que podía ganar.
—Ejecutarte, Kazue de la doble cara —el hombre frente a ella respondió de igual forma, solo un verdadero tonto creería que tenía alguna oportunidad de salir victoriosa de la situación, su espada se había roto en pedazos, su única protección yacía a metros de ella —nos costaste miles de hombres.
—Así son las guerras, hechicero —Kazue respondió sin importarle verdaderamente las palabras que salían de la boca del Zen'in—quien mate más personas del bando contrario gana.
—Siempre te he encontrado despreciable.
—Muchas personas lo han hecho, Zen'in, no eres especial.
—Una mujer que se cree superior a todo el mundo cuando eres más detestable que el propio Sukuna, una mujer que no conoce su lugar, creyéndote mas noble por tu sangre mestiza que los tres clanes, cuando nosotros somos los verdaderos nobles, estamos en la cima, superiores a cualquier ser.
Una ronca risa escapó de sus labios —no hay nada noble en ser superior a los demás, Zen'in, la verdadera nobleza viene de ser superior a tu Yo anterior. He superado mi pasado y trascendí, nací como paria y subí a rey. No necesito actuar con nobleza y gritar a los cuatro vientos quien soy cuando la nobleza la he alcanzado por mi propio mérito.
—¿¡Tu propio mérito!? —el hombre gritó colérico fortaleciendo su agarre sobre la garganta ajena —solo eres la perra de Sukuna.
—Y aun así no pudiste vencerme con tus propias manos —Kazue sonrió su rostro manchado de sangre y repleto de heridas, ardió ante el estiramiento —qué seres tan patéticos son los hechiceros, necesitando a miles para acabar con un perro —escupió con burla disfrutando la furia que se arremolinaba en los orbes ajenos —un perro que ni siquiera es capaz de usar energía maldita. ¿Qué se siente? —Kazue preguntó con diversión —¿Dime qué sientes humano al sacrificar a miles, y necesitar otros miles más para acabar con un simple mono?
