𝘁𝗵𝗲 𝘀𝘄𝗼𝗿𝗱𝘀𝗺𝗮𝗻 ━━━━━━ ❝ In another life, I would be your boy. We'd keep all our promises, be us against the world ❞
Siete vidas. Miles de tragedias. Hachiro Arata solo deseaba que la octava fuera la vencida.
Satoru Gojo x Top Male Oc
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Tal como Yoichi había predicho, los constantes gritos y quejas de sus dos estudiantes al ser engañados habían hecho que su cabeza quisiera estallar.
Refunfuñando ante el hecho de ser engañados, tanto Nobara como Yuji entraron al edificio abandonado al que los habían llevado. Aunque dicho edificio estaba en Roppongi, ni él ni Satoru habían mentido por completo.
Ignorando las quejas, camino hacia una de las paredes del edificio. La oscuridad y la sombra que se proyectaba en aquella sección hizo que fuera fría, lo suficiente como para hacerlo suspirar con gusto.
A Rashomon le gusta el frío.
Cerró los ojos, ignorando todo lo que sucedía a su alrededor. Sus pensamientos eran lo suficientemente ruidosos como para callar el ruido del exterior.
Yoichi se sentía atrapado.
Su corazón dolía, tenía tanto miedo, miedo por su hijo, miedo al futuro, miedo al tiempo, miedo por él.
Nunca había tenido tanto miedo, aquel sentimiento era ajeno y asqueroso. La ira era usual, el dolor común, la tristeza estaba todo el tiempo, pero el miedo jamás.
¿Cómo podría hacerlo si tenía a Sukuna a su lado? Con Sukuna tras él, nunca perdería, nunca estaría atrapado ni limitado.
Ni siquiera como Shichirou había tenido tanto miedo. Shichirou tenía algo que él no tenía inexperiencia. Shichirou era una persona que nunca había pasado por el infierno y cuando lo arrastraron a él, la esperanza de que en algún momento mejorará fue una luz, una razón para mantenerse de pie. Él ya no tenía esa inexperiencia, él ya sabia lo que seguía, ya no había luz a la que aferrarse.
Irónicamente, el rey que había desatado el caos y el miedo en Japón había llenado su vida de libertad y diversión.
Sukuna había creído en él. No era un sirviente, no era un soldado, era su igual. Habían estado juntos desde el principio, había pasado 6 de 8 vidas a su lado, e irónicamente en las únicas 2 en las que no estaba siendo acechado por la maldición, habían sido las más miserables.
Sukuna había estado a su lado desde que tenía memoria, había estado junto a sus cadáveres, había devorado su corazón durante 7 ocasiones, maldiciendo su existencia a la reencarnación, con un único propósito: cumplir la promesa que ambos se habían hecho.
