ROUND 37

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Round 37

Lucien

Nina Diamond, sinónimo: dolor en el trasero.

—La historia de por sí es muy simple, la conocí, me pidió un favor y ya está— No había más que decir de ella.

Me acerque para besarla pero ella me detuvo, joder, quería besar esos labios color rojo, quería besarla.

—Lucien, es enserio, cuéntamelo bien, si es posible ponle fuegos artificiales y exagera— me dijo molesta y haciendo pucheros, no podía negarme

—Está bien— dije resignado aunque no le veía la lógica.

Me senté a su lado en la cama y trate de recordar que había pasado con ella pero enserio no había mucho que decir y yo que digamos no era un “excelente”  narrador de historias pero trataría de hacerlo lo más interesante posible para mi pequeña lectora.

—Ok. La conocí cuando tenía cinco años, era la típica niña de revistas, con su cabello rubio, ojos azules y siempre de rosado. Mi madre y su madre estaban tomando un curso de repostería a domicilio y su base era nuestra casa, por ello Nina pasaba demasiado tiempo en nuestro jardín recogiendo flores, ella no me desagradaba antes, siempre era muy callada y olía a su colonia de barbie, solía traerme galletas cuando jugaba videojuegos y hasta recuerdo que jugamos juntos una vez pero no más, yo prefería jugar con Nathan y los chicos, además no me gustaba oler a barbie, cosa que pasaba cuando estabas mucho tiempo a su lado.

>>Cuando entramos a secundaria, la adolescencia hizo maravillas en su cuerpo y bueno—no lo iba a negar, estaba muy buena, y yo ya tenía hormonas en mi cuerpo, pero tampoco le iba a decir eso a mi novia cuyos problemas se basaban en la inseguridad de su cuerpo— así que si estaba o no cerca de mi no me molestaba tanto como cuando éramos pequeños. A veces conversábamos cuando nuestras madres se reunían o hacían parrillas y era muy agradable aunque aún seguía oliendo a barbie.

>>El problema comenzó cuando me engaño, ella estaba con Lucke no se qué, un tipo mayor que ella y que yo, me dijo que estaba enamorada pero no era así, ella solo quería que yo pensara en ella de otra forma y no sé quien le dio la idea de que mentirme era un buen plan, me rogo que me hiciera pasar por su novio porque este tal Lucke abusaba de ella, le pedía dinero, la golpeaba y hasta la obligaba a tener la relaciones y aunque ella lo quería no podía soportar eso. Yo soy un chico malo, lo sé, me gusta que todos lo sepan y eso, pero “esas” cosas no me van, no soy machista, me crie en una casa con una mujer con fundamentos feministas muy bien marcados como para aceptar que alguien abusara de una chica. Acepte. Sí, yo caí en la trampa y acepto eso, pero no pude negarme, ella estaba llorando y hasta ese entonces nunca la había visto en ese estado, como te dije, siempre era callada, al menos conmigo.

—Y… ¿qué paso?, eso no puede ser todo — me pregunto con urgencia cuando me quede callado, parecía que disfrutaba la secuencia de la historia y solo le faltaba un tazón de palomitas de maíz para que la película en su cabeza fuera más entretenida.

—Bueno, paso lo que debía pasar cuando finges, teníamos que besarnos en público, ir a la casa del otro y pasar tiempo juntos, yo no salía con nadie, Farrelly, y nadie se lo iba a creer fácilmente así que debíamos intimar… ya sabes—

Farrelly me miraba inquisitivamente, quería saber absolutamente todo pero yo realmente lo sentía muy aburrido y hasta algo tonto aunque la incomodidad primeriaba ahí, había pasado mucho tiempo desde eso y realmente no lo veía relevante, me eche en la cama y bostece un poco, acaricie la mano de Dith y le di un suave beso, me era algo molesto hablarle de otra chica y cosas que hice con esa otra chica ya que sabía que aunque ella no lo manifestara se moría de celos y no hacía más que compararse con ella en su mente. Estaba seguro de eso. Su diario me respaldaba.

Camerra [C#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora