Capítulo 4

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La junta con ONU de aquella tarde había sido en Shanghái

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La junta con ONU de aquella tarde había sido en Shanghái. Algo que fue afortunado tanto para China como Rusia, pues este último estuvo viviendo en el país asiático desde hacía unas semanas atrás. ¿La razón? Ni el la sabía.

Saliendo de la reunión, Rusia pronto divisó a Alemania a lo lejos hablando con Polonia, quien al verlo, golpeo el costado del alemán burlonamente antes de irse y guiñarle un ojo al ruso. El euroasiático se sonrojó un poco ante aquella acción pero aun así se acercó. Saludó con una sonrisa al hijo de Third Reich y lo invitó a salir a tomar un café, cosa a la que Alemania accedió rápidamente.

― ¿Qué opinas de la propuesta de ONU?―Alemania dio un sorbo a su bebida.

―Estoy igual que USA...es una horrible idea, solo va a entorpecer nuestro trabajo.

Alemania miro al hijo de la fallecida Unión Soviética y le dio una sonrisa sin mostrar sus dientes. Le apenaba enseñarlos. Muchos tendían a recordar a su padre al hacerlo y por ende, le temían. Agradecía que Polonia no fuera así, de hecho, solo los humanos aun le guardaban cierto recelo, sobretodo su propia gente. Curioso, pero cierto.

―Ale, yo...

― ¿Esos son México y USA?―Interrumpió el alemán viendo a lo lejos a ambos países norteamericanos―Mira, vienen para acá.

Rusia los siguió con la mirada un rato hasta que tomaron asiento en una mesa alejada de la de ellos y al igual que Alemania, se preguntó mentalmente que hacían ahí.

―Perdón Rus, ¿Qué estabas diciendo?―Se giró de nuevo hasta su acompañante.

―En realidad quería invitarte el próximo fin de semana a mi territorio, claro, si no tienes nada que hacer.―Levantó sus manos avergonzado ―...Si no quieres ir lo entiendo.

Alemania analizó el rostro del ruso que había tomado un tono rojizo a causa de la vergüenza, sus manos temblaban mientras sujetaba la bebida chocolatada y sus pies se movían inquietamente bajo la mesa. La cafetería estaba plagada de ruido. Niños corriendo por las calles, adolescentes inquietos pidiendo algo para comer, multitudes caminando por todos lados, las cajas registradoras sonando cada poco tiempo, trabajadores anunciando pedidos listos para llevar. En fin, era un caos.

―Claro, me gustaría.―Tomó su mano delicadamente para entrelazarla con la de él.

Mientras el par de enamorados continuaban con su charla, en otra parte de la cafetería, los amigos americanos se miraban en silencio, esperando que el otro iniciara la conversación. USA se sentía incómodo. México sabía que estaba engañando a Corea del Norte con China. No tenía ni idea de que le diría. No habían hablado en absoluto después de aquella llamada hace tres días, salvo por un corto mensaje donde el mexicano le pedía al menor una reunión para hablar hablar.

― ¿Cuánto tiempo llevas haciendo esto?―Inició el moreno para después dar un sorbo a la malteada de fresa y hacer una mueca de asco.―Esto sabe horrible.

El estadounidense se quedó en silencio mientras buscaba las palabras para explicarle el latino la situación.

― ¿USA?

―Año y medio.

México se dejó caer en la silla, golpeando el vaso en la mesa y suspirando pesadamente.

― ¿Por qué no me lo dijiste?―Se acomodó nuevamente―Escucha, yo no apruebo las infidelidades pero...agh no sé qué decirte―Tomó la bebida de Estados Unidos y le dio un sorbo con el que termino tosiendo por el asco causado― ¿Quién demonios dijo que esto sabía bien?

USA mordió su labio inferior tratando de contener las lágrimas, pero sin bajar la mirada.

―Escucha, yo no voy a juzgarte porque sé que su relación es una total farsa y-

Eso llamo la atención del menor― ¿Qué dijiste?

―Escucha gringo, sé que me veo bien pendejo pero no lo estoy.―Le sonrió―Sé que tu relación con el coreanito es falsa y que por blah blah política tienes que fingir salir con él.

― ¿Tu...?

―Eres mi mejor amigo, fuimos pareja, te conozco bien.―Tomó su mano― ¿Crees que no me di cuenta que algo no cuadraba cuando "decidiste" salir con él?

―Entonces tu siempre supiste que...yo y china-

―No―lo soltó―Eso me sorprendió...y estoy ofendido―levantó la voz, pero al ver que llamó la atención volvió a bajarla―Me duele que siendo ¡Yo! ¡Tu mejor amigo! No me lo hayas dicho.

―Sí, lo siento por eso.―Alisó su chaqueta para después tomar una dona y metérsela a la boca.

―Creí que te quedarías solo por siempre después de la muerte de URSS―rio―Mírate USA, te cogiste a toda la maldita familia rusa.

USA se sonrojó y golpeó con fuerza la mano de su ex pareja.

― ¿De casualidad ya te acosaste con Moscú?―El mexicano Lo miro pervertidamente.― ¿Quieres que te ayude a conseguirlo?

― ¡México!―Regañó, causando risas en el más alto―Yo jamás salí con Rusia.

―Pero si con URSS y su padre―Se burló.―Yo apostaba con Brasil a que terminarías casándote con Rusia.

― ¿Con el mocoso de URSS? ―Hizo una mueca de asco―Es casi mi hijastro.

―Si...―Sonrió con nostalgia―Fueron buenos tiempos...te veías bien de madre―volvió a sus burlas, recordando como el soviético logró que USA se convirtiera en niñera de sus hijos.

―Si...yo...―Dejó escapar un suspiro con melancolía ―A veces lo extraño.

De repente el ambiente se había tornado muy deprimente. México estaba arrepentido de tocar ese tema y quiso cambiarlo para mejorar el ánimo de su amigo.

―USA, yo lo siento, no quise-

―Está bien, solo me dio cierta nostalgia recordar a URSS.

Estados Unidos miro por la ventana y sintió que una traicionera lágrima bajaba por su mejilla recordando al que una vez fue su pareja, volteó al escuchar una ruidosa risa: Rusia. Limpiando su rostro, se levantó para ir con el hijo del soviético y poder molestarlo un poco.

 Limpiando su rostro, se levantó para ir con el hijo del soviético y poder molestarlo un poco

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