Capítulo 15: Final

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Esto parecía jodidamente conveniente

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Esto parecía jodidamente conveniente. Tan conveniente que incluso USA creyó que era parte de algún show televisivo. Sentía que en cualquier momento saldría el presentador y le diría que todo era una broma.

¿Cómo se supone que debía tomar esto?

Hace tres meses que había terminado con China y en tan solo dos semanas todos los países se habían mudado a su nuevo hogar. Cada uno vivía en su propia casa, pero era en el mismo lugar. Afortunadamente a él le había tocado ser vecino de México y Canadá.

El primero por fin vivía con Brasil como una pareja y el segundo...bueno...tenia salud. Según sus propias palabras, no le interesaba tener pareja por el momento y menos después de ver lo sucedido con su hermano, solo se dedicó a estar con él.

Los primeros días fueron difíciles sobre todo para Brasil ¿Brasil? Si, Brasil, que tuvo que controlar a su pareja para que este no fuera y golpeara al chino y también por tenerse que controlar a sí mismo.

Curiosamente USA no volvió a llorar después de vez en el hospital, solo se le veía decaído. ¿Y China? Bueno, nadie lo sabía salvo Alemania y Rusia que se la pasaban todo el día con él.

USA tomó asiento bebiendo una taza de té de una manera terrorífica mientras veía incrédulo a los dos hermanos frente a él.

Los analizó tratando de encontrar alguna respuesta a sus miles de preguntas.

― ¿Estás diciéndome...―le hablo al norcoreano que lo veía con una avergonzada sonrisa―...que me la pase sufriendo por China tres malditos meses porque terminó conmigo ya que lo que él y yo hacíamos estaba mal?―Dijo con una anormalmente tranquila voz―...Mientras tú y tu querido hermano se revolcaban a mis espadas.―Sintió la taza temblar.

―Básicamente.―Corea del Sur contestó para después recibir un golpe de su hermano menor.

―No seas tan cínico.

―Ósea que...―Estados Unidos continuó―Todas esas veces que cancelaste mis citas eran para verte con él.

Norcorea asintió mientras un sonrojo cubría sus mejillas.

― ¡Ay por favor!―Surcorea se acomodó la sabana sobre sus hombros―. Tú hiciste lo mismo con él―Señaló al menor.

―Este tipo de relaciones arregladas no funcionan―el americano admitió para luego soltar una pequeña risa.―Pensar que toda mi relación con China se hubiera arreglado si hubiese sabido de esto.

Los tres países se quedaron en silencio antes de que el mayor se parara de repente.

―Ustedes dos, incestuosos hermanos, pónganse algo de ropa― miró el sofá―y por dios, llévense ese sofá...y esas sabanas también....si pueden quémenlas, se las regalo.

― ¿A dónde vas?―Preguntó el del norte al verlo correr a su habitación por un abrigo y luego bajar dando altos.

―Voy a recuperar el amor de un comunista.―dio una vuelta sobre sí mismo y caminó hacia la puerta. Salió e inmediatamente se regresó―En serio, llévense el sofá y las sabanas, cuando regrese no quiero verlas.

Bajo las sabanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora