Kim Seokjin ve su mundo ser zarandeado por Kim Taehyung, a quien considera una amenaza para seguir liderando tomando el control de todo lo que sucede en el colegio. Nunca habia visto a alguien tan cerca a su nivel a punto de arrebatarle todo aquello...
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Cuando Taehyung y Seokjin llegaron a casa, Hyejee los esperaba en la sala.
— Hola, mamá.
— Mis niños. Gracias a Dios llegaron temprano. Es increíble — dijo mirando el reloj de la pared. — apenas son las once de la noche. Como se nota que nuestro Jinnie está de vuelta.
Seokjin sonrió nervioso. Apretó ligeramente su agarre en la mano de Taehyung. En aquella que precisamente llevaba su anillo de compromiso. Se preguntaba como tomaría Hyejee aquello, pues no le había hablado al respecto sobre ello.
— Uhmm...uhmm — carraspeo antes de atreverse a hablar. — quiero...
— ¿quieren comer algo? — pregunto entusiasmada.
— No mamá. Jinnie me invito a comer.
— Tal vez un chocolate o...
— No, esta bien mamá. Mas bien quería hablar contigo y con papá.
— Oooh...bueno...mi esposito ya está dormido. Tal vez mañana.
— En ese caso, quiero que sepas que nos hemos comprometido.
— ¿Qué? — miro uno y otro rostro de sus hijos para asimilarlo. Y luego pego un sonoro grito emocionado dando saltos y abriendo sus brazos para ir hacia ellos.
Taehyung y Seokjin sonrieron aliviados de saber la actitud alegre con la que había recibido su madre la noticia.
— ¿Cómo pudiste ocultármelo? — le dio un ligero empujón a Seokjin fingiendo indignación. Este solo sonrió. — ¿acaso hay un anillo? — pregunto emocionada.
Taehyung soltó el agarre de Seokjin y estiro su mano para mostrar el hermoso anillo. Hyejee tomo su mano y quedo impresionada del precioso anillo. Sus ojos se enlagunaron y miro hacia Seokjin.
— Jinnie...esto te debió costar...por eso fue que...
— Uhmmm...creo que no es necesario que él lo sepa.
— Te amo mi amor...no tenia, pero muero por poner el mundo a tus pies.
— Awwwwww — expreso Hyejee con el corazón derretido. — ay mi Taehyungnie...tu historia de amor es más romántica que la mía. Y eso que tu padre me llevo a Paris. Y eso es mucho decir.
— ¿Qué es lo que sucede? — pregunto el señor Kim adormilado.
— Aaaaaaaaaaaaaaaaaah — salió gritando hacia su esposo para darle la buena noticia. — ni te imaginas la grandiosa noticia que nos traen nuestros hijos.
