t h r e e.

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El tiempo había pasado, ninguno de los dos sabía cuánto tiempo llevaba así, pero no importaba, porque seguían siendo amigos, seguían llevándose tan bien como antes. 

Pero Changbin quería llevar más allá la relación que tenían. Sin embargo, estaba seguro que a Seungmin no le gustaba él y que, si le llegase a gustar alguien, definitivamente no sería el pelinegro. Seo iba a ser la última persona en la que Kim se fijaría. 

―¿y cuándo le vas a decir? ―preguntó Felix, mientras le daba otro sorbo a su bebida.

Estaban en el receso, y los tres amigos se encontraban en la cafetería del instituto. 

―No estoy seguro de que sea buena idea. ―admitió Changbin e hizo una mueca. La idea de ser rechazo en realidad no le agradaba.

Era algo normal, ni siquiera sabía porque le tenía miedo, el amor no siempre le iba a ser recíproco. Tal vez era por el hecho de que conoce a Seungmin desde hace mucho tiempo, en realidad no eran amigos de toda la vida pero se conocían hace casi cuatro años, por lo que no quería romper aquella amistad.

―No puedes nada, Bin ―intervino Jisung, para después meterse otra papa frita a la boca. 

―Para ustedes es fácil porque cuando se confesaron, les correspondieron y ahora están saliendo.― se quejó el mayor y se cruzó de brazos, fingiendo estar enojado. 

Y es que mentira no era, pues el australiano salía con uno de los amigos de Seungmin, al igual que el peliazul. Estaba feliz por ellos, claro que sí. Solo que debía admitir que le daba un poco de envidia, deseaba que, aunque al peligris no le gustara Changbin, le diera una oportunidad para salir. En realidad, era todo lo que pedía. Si no funcionaba no lo iba a forzar y lo dejaría en paz. No insistiría más, y si Kim quisiera romper su amistad, lo dejaría hacerlo.

―Ay vamos. ―dijo Jisung y miró al pelinegro incrédulo― tú más que nadie sabe que no salí en seguida con Minho. 

Changbin lo sabía. 

Demasiado bien para ser verdad, pues algunas veces el peliazul llegaba a su casa llorando debido al mayor. Y no, no era porque lo lastimaba o al menos no intencionalmente. Jisung lo había llegado a ver con otros chicos y eso lo hacía sentir mal. 

―Pero tú sí. ―apuntó Seo al menor con su tenedor, quien seguía comiendo sus papas― así que no te intentes excusar. 

―No lo iba a hacer ―dijo con una sonrisa― pero todos sabemos porque Chan sale conmigo ―los otros dos jóvenes no sabían a qué se refería, pues lo miraban con el ceño fruncido― porque soy demasiado lindo. ―puso su dedo índice en su mejilla, provocando risas en sus amigos.

 𖡎

La campana había anunciado la hora de salida y todos los alumnos se dirigían a la puerta principal, era un día menos, por lo que se sentían felices de que se acabara.

Changbin iba caminando con sus amigos, casi era fin de semana por lo que estaban planeando que hacer mientras decían una que otra y, provocando risas en los tres jóvenes. 

―Seo. ―habló una voz, una que distinguiría en cualquier lado. 

El mencionado y sus amigos se detuvieron para mirar a la persona que se encontraba a su lado. 

―Min ―quiso sonar alegre pero no lo logró, estaba sorprendido. Creyó que ya se había ido, y no era que no estuviese feliz de verlo, sino que estaba desconcertado― chicos, nos vemos mañana, ¿de acuerdo? 

Asintieron con una sonrisa pícara y se despidieron. 

―¡No olvides decirle! ―había gritado Felix antes de echarse a correr junto a Jisung mientras reían. 

Seo rodeó los ojos algo fastidiado pero terminó, sonriendo divertido.

―¿Decirme qué? ―preguntó Seungmin mirando al menor, ladeando la cabeza. 

"Mierda, se ve tan lindo así" pensó Changbin para sí mismo. 

—¿eh? Ah, no ―agitó las manos algo nervioso― quiero decir, se refería a un compañero. Tenía que pedirle algo. 

El menor hizo una mueca pero asintió, sin estar del todo convencido, y sin necesidad de decirle algo más, comenzaron a caminar hacia la casa del menor, charlando de cualquier cosa, riendo en algunas ocasiones. 

Una vez más, se habían quedado parados afuera de la casa, sin embargo, ahora había un silencio incómodo o eso pensaba Changbin, quien seguía pensando en las palabras de sus amigos. 

―¿Hoy…? ―habló el dueño de la casa, rompiendo el hielo― ¿Hoy vas a pasar? ―miraba al piso, demasiado nervioso para ser sinceros y al poco rato, logró alzar la vista mirando al menor.

―Hoy no, Bin ―dijo y sonrió, disculpándose― lo siento, pero hoy tengo mucha tarea que hacer. 

―ah, claro ―sonrió tranquilizándolo, aunque sonaba decepcionado― será otro día entonces. ―el peligris asintió y miró como buscaba sus llaves en la mochila, las introdujo en la cerradura, abrió la puerta y cuando puso el primer pie en el umbral, alguien  lo detuvo. 

―Changbin ―el aludido se giró para mirar a su amigo, extrañado y todo fue tan rápido que sintió dos dedos del mayor tomar su mandíbula para después sentir sus labios estamparse. Seo, al seguir sorprendido, tardó en corresponder, pero sin embargo, al final, siguió el beso. Seungmin rodeó su cintura con sus manos y el pelinegro el cuello contrario, acercándose más al otro.― te veo mañana, Binnie ―dijo en cuanto se separaron, y le besó una última vez rápidamente, delineando los labios del mayor. 

Le sonrió y se fue de ahí, despidiéndose de su amigo, quien también se despidió con una gran sonrisa. 

―No sé qué diablos acaba de pasar. ―dijo Changbin aún sin comprender. 

No era la primera vez que se besaban, no. Pero le sorprendía el hecho de que Seungmin haya sido el que lo besara sin habérselo pedido él. 

Tal vez tenía una oportunidad con el peligris, después de todo. 

Kiss Me  ִֶָ  𝗦𝗲𝘂𝗻𝗴𝗯𝗶𝗻 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora