Desvio: parte 3

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-¿Louis?- pase de mirar el vidrio a verlo a él, estaba tan desconcertado y asustado como yo.

–Me estoy muriendo Louis- me iba a morir, lo sentía, todo en mi quemaba… y él decía que no, que no me iba a pasar nada, que todo iba a estar bien, pero lo sentía.

-¿Y si… y si el tipo…- las personas dentro del colectivo empezaron a gritar cosas que apenas podía entender, Louis solo estaba preocupado por mi y tampoco sabía que hacer –el tipo de anoche, el que estaba enfermo? ¿Y si tengo el virus de Hunan?- estaba desesperado por saber que me estaba pasando, podía ser cualquier cosa.

-No, no tienes eso.

-¿Y si sí?- no podía ser, me aleje lo más que pude de Louis y lo mire aterrado -¿Y si te lo pase?- si lo que tenía era contagioso y se lo pase a Louis y el moría por mi culpa nunca, nunca en la vida me lo perdonaría… si es que seguía viviendo.

-No me pasaste nada y no tienes nada, solo estas deshidratado.

-Estoy enfermo, voy a morir Louis.

-No lo harás, estarás bien Harry.

Ya me estaba cansando.

-¡DEJA DE DECIR QUE TODO ESTARA BIEN! ¡DEJA DE DECIR ESO!

Mi brazo empezó a picar y comencé a rascármelo con fuerza. Lo sentía. Había algo dentro de mí.

-Hay algo dentro de mí…

-No hay nada dentro de ti.

-¡SI HAY, VOMITE GUSANOS, TU LOS VISTE, ESTÁN DENTRO DE MI, SE MUEVEN Y LOS SIENTO!- estaba perdiendo la cabeza.

-No hay nada dentro de ti- el chofer había empezado a gritar que nos iba a dejar y yo me agarré la cabeza, estirando mi cabello desde la raíz, los sentía ahí.

-ESTAN EN MI CABEZA, SE RRASTRAN BAJO MI PIEL ¡PUEDO SENTIRLOS! HAS QUE PAREN LOUIS.- Me golpeaba la cabeza, me arrancaba los pelos, rascaba mi piel, Louis intentaba detenerme pero no podía, estaban dentro de mí. Los tenía que sacar. Tenían que parar.

–Duele… duele mucho. Tienes que ayudarme ¡Ayúdame mierda!- lloraba y ya no me importaba que la gente me viera perder el juicio.

Él chofer detuvo el colectivo en medio de la nada, gritando en mandarín, nos insultaba y ordenaba que bajemos.

-¿Qué esta diciendo?- pregunto Louis al único chico que hablaba nuestro idioma.
-Dice que se tienen que bajar.

Se gire bruscamente al hombre y con ira le grito -¡ESTAMOS EN EL MEDIO DE LA NADA! ¡NO NOS PUEDE DEJAR AQUÍ!- pero a nadie parecía importarle. Mi cabeza iba a explotar. Necesitaba golpearla. Tenía que hacerlo.

Me acerque a la ventana del otro asiento, apoye mi cabeza y ni llegue a contar hasta tres e inicie con los golpes.

Uno… dos… tres… la gente que me miraba pensaba que estaba delirando, pero nadie hacia nada y el chofer seguía discutiendo con Louis.

-Harry tienes que parar…- se acercó a pararme pero antes de eso di un golpe tan fuerte en el vidrio que lo trinco.

Eso fue todo.

El chofer nos echó de su colectivo, tiro nuestras cosas al camino de tierra húmeda por la llovizna.

– ¡No puede dejarnos! ¡NO PUEDE DEJARNOS EN LA NADA!- de verdad estaba enojado.

-Buscaremos ayuda cuando lleguemos a Tongli- ese era el que hablaba inglés.

-¡Necesitamos ayuda ahora!

-Creo que hay un pueblo aquí cerca- señalo un camino separado del que iba a Tongli –Si siguen ese camino podrán llegar.-

El chofer nos cerró las puertas en la cara y arranco. Por la ventana una señora nos llegó a pasar dos botellas de agua y el colectivo simplemente se fue.

Dejándonos solos en un lugar completamente desconocido y un yo agonizante.

-¡IDIOTA!- ese fue el último insulto que escuche de la boca de Louis.

Me dio una botella de agua y empezamos a caminar en silencio. Louis me había agarrado de la cintura y yo me había prendido a él para moverme, no podía sentir mis piernas.

-Vamos bien. Estamos cerca.- Había dicho eso todo el camino. Yo ni siquiera sentía la fuerza para decir algo.

Escupí toda el agua que había tomado alejándome de Louis de un salto. Los sentía otra vez.

-Están dentro de mí. ¡Se mueven dentro de mí! ¿Qué me pasa Louis?
Me voy a morir, me voy a morir, era lo único que podía pensar. Las lágrimas de desesperación caían por mis mejillas.

Me volví a arrancar los cabellos.

-¡Me voy a morir!- lloraba.

Me detuve por unos segundos en el lugar junto a una piedra.

Mire mi brazo… ahora podía verlos -¿Louis?- mi voz se rompió. Lo mire con el pánico mostrándose en cada poro de mi piel. Ahí estaban, los veía, los sentía… pero no sabían que eran.

-Harry, tu brazo por dios- se quedó atónito al verlos. Por lo menos sabía que no estaba loco. No era el único que los veía moverse por todo mi brazo.

-¿Son bichos?- mi piel se empezó a romper y sangrar dejado que los bichos salieran de adentro -¡Son malditos bichos!- lloraba mientras los veía salir y juntarse en mi mano. – ¡Sácamelos Louis, SACAM…- antes de terminar volví a vomitar; el mismo liquido amarillo lima... pero no solo eso… también salieron arañas. MALDITAS ARAÑAS.

Lloraba y gritaba de impotencia. Salieron arañas de adentro de mi.

-¿Qué te está pasando?- lo escuche gritar. Mi cabeza ardía, mi estómago se retorcía y percibía dentro de todo mi cuerpo como algo se desplazaba por el. Dolía.

Mire a Louis, ya no se veía preocupado. Él solo me veía, no sabía si con asco, preocupación, repulsión… solo sé que lo que dijo e hiso a continuación no me lo esperaba y me sorprendió más mi reacción en medio de la desesperación por sacar esos bichos de mi cuerpo.

-Sabes lo que tienes que hacer- en su mano apareció un gran cuchillo de cortar carne.

Corrí hacia el por puro reflejo; ni siquiera me importo de donde lo saco.

Tome el cuchillo, me arrodille en el piso, coloque mi brazo en la piedra que estaba a mi lado. Dude. Si de verdad lo hacía… nunca más iba a volver a tocar. Pero esos bichos seguían sobre mí, tenía, debía sacarlos.

Cerré los ojos y…

Y el ruido del cuchillo contra la piedra fue lo único que escuche antes de desmayarme.

The Perfection.|| Larry Stylinson            TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora