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Los últimos días, y por últimos días me refiero a todo el fin de semana, sentí la misma mirada que sentí ese día en el bus cuando volvía de la casa de Eunbi, me sentía acosado y no de la manera bonita

Había sacado a pasear a Prince el viernes y sentí esa sensación en la garganta, volví al departamento rápido por que comenzaba a darme pánico, el sábado fui a la librería a imprimí unas cosas del caso Lee para armar mi pantallazo general de lo que sería arruinarlo y cuando salí de allí volví a sentir pero que esta vez me seguía

Y hoy domingo no pienso salir, si esa cosa o quien sea que me este acosando está ahí afuera, no le daré el gusto de verme asustado. ¿Entonces que haría? No podía avanzar mucho en las notas de testigos que declaraban a contra de Félix por qué no tendría oportunidad de verlos hasta la semana próxima, Eunbi probablemente estuviera estudiando aún que a mí parecer eso fuera un crimen por el perfecto clima que había para dormir todo el día. Frío y lluvia.

Tomé a Prince y lo lleve a mí cama, preparé algo de comida para llevarmela a la habitación y ver televisión allá, todo muy interesante, pero los programas de cocina no ayudarían a mí mala racha con el horno, las carreras; aburridas, las series; con capítulos repetidos.

--Que haces cuando no tienes amigos ---terminé la frase tan pronto como pude y la luz se fue, maldije por lo bajo y mire por la ventana y el cielo apenas presentaba una nubosidad, pero fuertes destellos iluminaban toda la habitación. Salí al balcón y me sorprendí de que el edificio de al lado tuviera luz, quizá la cosa era en este--- Maldito viejo, cobra una fortuna y ni la luz en condición tiene. ---bufé difamando al dueño del edificio y salí de la habitación, todo estaba muy oscuro-- Prince ---lo llame y pocos segundos después estaba a mí lado lamiendo mí mano, traté de buscar mí móvil a los manotazos pero nada, en la habitación no estaba por qué lo había dejado cargando en la sala pero había desaparecido, la luz de emergencia se encendió de la nada y pude salir del departamento, vi que todo el piso estaba igual, algunos gritos se escuchaban y otros alterados corrían de un lado al otro; la tormenta había comenzado. Prince me seguía para ver a una señora que a señas me llamo pidiendo ayuda, sin dudarlo fui con ella y con una linterna me llevo hasta donde estaba su esposo.

El hombre yacía en un sofá simple con un tubo de oxigeno a su lado, era un poco triste. Ayude al hombre a sentarse en una silla de ruedas, acomodé el tubo detrás de la silla y según indicaciones de la señora pude ponerle la mascarilla al señor, lo acercamos a una ventana a una distancia prudente ya que el insistió en ver el espectáculo natural. La señora me agradeció infinidad de veces y luego me fui de su casa. La luz aún no volvía.

Con Prince siguiéndome volví por mí amigo conejo, debía estar asustado también con tanto movimiento y bulla; caminé al departamento y cuando entré la luz de emergencia me cegó, tape la luz con mí brazo entonces vi algo. Zapatillas, modernas para ser de alguien que vendría a ajustar cuentas conmigo; me imaginaba a cualquier persona allí menos a él; estaba sentado en mí sofá comiendo los snacks que había dejado previamente por mí maratón de película. No podía distinguir su cabello negro de entre la oscuridad pero su perfecta y retorcida sonrisa brillaba aún así, su ropa toda oscura lo hacía ver extremadamente grande y extremadamente peligroso. Prince le grupo y le soltó un par de ladridos hasta que el chasqueo los dedos y fue hasta su lugar, le dió un par de papas y hasta le movió la cola. Maldito perro traidor.

---El perro de calle ama a quien le da de comer Bangchan ---se levanto del sofá y le dejo la bolsa a Prince, acomodó su ropa y dio unos pasos.---

---¿Que haces acá?

---Es tu culpa que esté aquí, te dije algo, ¿No lo captaste cierto? Que lento

---¿Captar que, Hyunjin?

---Lento

Dicho eso dió un paseo de mirada a todo el lugar y finalizó en mí, se me acercó y el perfume que traía me dio una cachetada, una delicia.

Relamio sus labios y extendió su mano para acariciar los míos. Se me caía el boxer, sin exagerar.

---Eres toda una tragedia, un delirio y prohibido, me das tanta curiosidad, si no te pruebo al menos solo una vez, perdería la cordura

yo ya perdí la mía

La última vez que había besado había sido hace años, a Liam, ya quizá había olvidado como se hacía, como se reaccionaba y como debía acompañar el momento

---Yo

---No te hagas, también quieres que te coma la boca

Dos segundos después estaba marcandome la cintura con la fuerza en sus manos y estaba besándome, me sentí tan ajeno a esos labios, poco merecedor de ellos, quería desvanecer pero era tan armonioso. Él lideraba el ritmo, acelerado y accidentado, quedaba claro que ambos quisimos más y en segundo plano apareció el sofá.

¡Oh, sagrado sofá!

Se sentó y me sentó a ahorcadas, seguía sosteniendo me con fuerza, ja, como si lo fuera a soltar, estaba chapandome hasta el alma y creía que iba a frenarlo.

Mí consciencia podía, pero mí cuerpo ganaba, necesitaba esa atención, ese sentimiento del saber que alguien más también me desea, y me quiere.

Sus manos quitaron mí camisa y las mías la suya, vi un tatuaje al costado de su abdomen y no me dejó verlo más, los ojos se me cerraron solos al sentirlo morder y chupar mí cuello; mientras mí mayor pesadilla y oculto deseo despertaba debajo de sus pantalones.

La piel se me puso de gallina al escucharlo gruñir y me juré en ese momento sacarle los gemidos que esas mujeres no le sacaron.

Perfecto. Así describía el momento, perfecto. Lastimosamente los humanos necesitan oxígeno para vivir, y nosotros inmortales no éramos entonces cuando las respiraciones nos faltaron nos separamos y vimos el desastre que habíamos hecho.

Lentamente me senté a su lado tratando de recuperar el aire, cerré los ojos y eche mí cabeza hacía atrás

---Besas cañón, ¿Por qué no te bese antes?

---No lo sé ---reí leve y se inclinó hacía mí para seguir besándome.---

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necesito ir a la iglesia

-Nin

ꜱᴛᴇᴘꜱ ᴛᴏ ꜰᴏʟʟᴏᴡ | bangchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora