Sucio

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"Llegué, gracias por preocuparte:)"; después de eso, habíamos hablado cada que teníamos tiempo. Seguía pasando afuera de su trabajo y me saludaba a lo lejos.

No me quedaba porque él me explicaba que trataba de usar su tiempo libre dentro de la heladería para estudiar temas que vendrían en su examen de admisión y no quería interrumpirlo más de lo que ya lo hacía cuando hablábamos por mensajes.

Era un jueves por la noche y decidí ir a verlo. Cogí un pantalón oscuro suelto, una camisa color beige sin mangas y unos tenis blancos, además de una chaqueta de mezclilla para vestir. Luego tomé mis llaves y le envié un mensaje a mi madre avisándole que saldría un rato. Yo no tenía problemas para salir puesto que era muy raro que yo cometiera alguna estupidez que llegara a oídos de mi familia y que me metiera en problemas.

Al adentrarme a la calle todo estaba bien; las luces alumbraban el exterior vacío; de pronto noté que un hombre del otro lado de la calle me miraba de una manera extraña; vestía unos pantalones de mezclilla, una camisa de cuadros y unos zapatos negros, ambos sucios; y sin más comenzó a frotarse la entrepierna. Al principio me dió igual, porque, aunque no me agradaba, era muy común ver a los varones hacer aquello, pero, al darme cuenta de que comenzaba a seguirme, me preocupé. No sabía qué hacer; si pasarme de largo del trabajo de Sebastian o entrar a pedirle ayuda. Mi cerebro se quedó en blanco, pero sentía mis pasos demasiado acelerados; voltee y advertí que el hombre ya estaba detrás mío y tomando mi brazo para jalarme. Solo sentí el tirón de mi brazo sostenido por su mano.

-¡¿Qué te pasa?!

-¿A dónde vas solo?-Me dijo el hombre con una mirada lasciva.

-¡Suéltame!-Grité con total terror, mientras me trataba de soltar de su agarre.

-Ven conmigo, te la vas a pasar muy bien.-Escupía sus palabras como si fueran la cosa más seductora.

El miedo me estaba ahogando hasta que escuchamos a un tercero:

-¡Hey! ¡Suéltalo, maldito imbécil!-Gritó Sebastián mientras golpeaba la espalda de mi agresor con un palo.

El tipo chilló por el dolor, se tiró al suelo y me soltó. Yo solo pude ir hacia el chico y quedarme atrás de él con terror; el hombre rápidamente se incorporó y corrió en sentido contrario a nosotros. Todo había sucedido tan rápido que no lo procesaba.

-¿Estás bien? ¿Te hizo algo?-Me tomó de los hombros con ambas manos y me miró preocupado.

-Estoy bi-bien. El tipo no sé de dónde salió, nuca lo había visto y me empezó a seguir, yo...-Mi respiración era entrecortada.

-Shh, shh, shh, tranquilo, estás seguro conmigo, ven.-Dijo Sebastián mientras pasaba su brazo por mis hombros a modo de abrazo protector. Volteó su mirada hacia atrás un par de veces para asegurarse que aquel individuo no regresaba hacia nosotros.

Entramos al local y fuimos a la mesa del fondo, misma donde había estado la última vez.

Nos sentamos y puse mis manos encima del objeto frente mío, apretándolas; me sentía temeroso, con la sensación de que aquella persona volvería.

-¿Quieres agua? ¿Quieres hablar de esto? Si no quieres, podemos hablar de otra cosa, jugar UNO, cualquier cosa para que te sientas mejor.-Me miraba cauteloso tratando de buscar una reacción de mi parte.

-Tengo miedo, no sé qué hubiese pasado si tú no te hubieses aparecido.-Dije mirando hacia la mesa para evitar llorar.

-No pienses en eso, sé que tienes miedo, pero estás seguro aquí, yo te acompañaré hasta tu casa, ¿vale?-Me regaló una sonrisa con sus labios y me tomo una mano para estrujarla en señal de apoyo.

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⏰ Última actualización: Jun 14, 2021 ⏰

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