Querido diario [ 23 de julio del 2015 ]...
Cada día la vida te sorprende. Y hoy nos sorprende a todos. Vuelvo a intentar desahogarme en palabras, porque escribir es aliviante. Del enero hasta ahora han pasado tantísimas cosas, que no puedo explicar como no pude haber muerto de tanto cambio que sufrí. Las cartas se cambiaron, aunque volvieron a caer de la mesa, como siempre. He aprendido que todo se supera con tiempo, aunque hay que pasar por muchos pinchos de rosas para lograr obtener los rayos del sol con claredad. Había superado el chico del 2014, pero tragicamente mi corazón está en constante búsqueda, y no parará de sangrar hasta encontrar a alguien que arregle los pedazos rotos que tiene y haga que la luz entre en el interior gracias a los agujeros. Tuve que enamorarme de uno que no supo valorarme. Tuve que querer a alguien que le encantó romperme todavía más el corazón. Tuve que aceptar ser un juguete de un macho creido. Aunque había mucho sufrimiento, no puedo evitar pensar que sí que valió la pena tenerlo a mi lado. Él me hizo también feliz, aunque no para mucho rato. Fue él que me señalizó la realidad. La cruel realidad de este maldito mundo, tan oscuro como las sombras. Y lloro, no por él, sino porque permití todo este tiempo ese dolor que no tuvo que aparecer. Pude haberlo evitado. Pude haber elegido mejor. Pude haber rechazado a todo esto. Quizás así no estaría tan destrozada. Aunque estoy intentando ser fuerte, como me enseñó la vida este medio año. Tuve un cambiazo, y mi corazón también. Me convertí en una chica fría, con una sonrisa falsa, y con un humor oscuro. Mi mirada ya no expresaba la lindura de mi alma, sólo se notaba una esencia peligrosa, una esencia que te podría romper el corazón si te acercases. Y mi alma ya no expresaba la belleza de mi existencia, sino sólo frialdad del alaska, como mi corazón. Pero aunque fuéra por fuera de hielo, era por dentro de cristal. Y él supo romperlo, él supo derretirme, él supo de mí, y muy bien. Era el único que me supo de memoria, como si fuera un quiz y él supiese todas las respuestas de sus preguntas. Y él ganó, él me tuvo sólo para jugar, él conseguió lo que quiso, y yo muy tonta creía que había amor. Muy bien me tuvo equivocada. Y me había roto el corazón definitivamente, y por su culpa me convertía en alguien otra: En una zorra. Aunque lo había sido antes, pero sólo con él, ya que no sé por qué mi cabeza pensaba que merecía ese tal desprecio. Pero lo que él no supo, que lo quería como una loca, aunque le demuostrase justamente lo contrario. Me hizo volar. Pero no supo tenerme tanto tiempo en el cielo. Yo creía en sus mentiras, en sus jueguecitos, que por cierto me encantaban. Y me dejó caer como un globo pinchado. Nunca creí que me dejaría así en el suelo, pero no sólo me dejó ahí, sino me tiró piedras en el camino para que no avance, porque quiso que me quede ahí, pudriendome por el desamor que me proporcionaba. Lo quise, como nunca había querido a un gilipollas, y él se fue con mi antiguo ser por la puerta de mi corazón para siempre.
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•Diario sentimental.•
Teen Fiction"Cada persona tiene el derecho de ser feliz. Escribe tu propio libro con 365 páginas, y eres tú el que decide como acaba la historia. No dudes en cumplir tus sueños. ¡Hazlos reales!"