Capítulo 11: "Cascadas inevitables".

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Querido diario [12 de mayo del 2016 a las 01:46]...

Me quedo en blanco. Quiero escribir algo, y mi mente está tan vacía como mi corazón. Quiero desahogarme escribiendo, pero ni las lágrimas me ayudan a animarme. Esta situación está perdida, como mi lucha por el mismo chico que me hizo feliz en los tiempos pasados. Sí, el mismo chico que tuve que haberle dicho mi descubrimiento desde el mismo segundo que lo averigué. Pero yo, tan tonta, no lo hize. No escuché mi corazón. Y este error probablemente me perseguirá toda la vida, si no se arregla. ¿Cómo expresar con palabras lo estúpida que fui por haberme distanciado del único chico que quería tener a mi lado todo el máximo tiempo posible? No hay palabras, no. Deberían ser ostias, por haber dejado ir al chico que yo quería tanto. Era mi maldito mejor amigo. Lo último que quería era su ausencia en mi vida. Intenté no hacerle daño, pero lo único que lograba, fue justamente eso, herirle de tal manera que ni me pueda perdonar. Tan gravemente le fallé, lo dejé caer, le corté las alas, que al caer, juró a si mismo que la causante de todo este caos no vuelva a entrar nunca más en su vida. Y mi corazón tiembla en sólo verle. Él nunca entenderá el dolor que he tenido en mi pecho durante estos cinco meses. Supe desde el primer día que lo conocí que era una persona especial, que de esta persona no quisiera separarme nunca, que ese va a ser mi amigo para siempre, porque él merecía la pena. Su nombre se gravó en mi mente, lo sé porque en todo este tiempo, no pude tener Alzheimer, no pude olvidar nuestros recuerdos que tenemos en común, y no pude superar nuestra ruptura amistosa. El rencor es lo peor que puede una persona sentir hacia otra persona. Y yo aquí, intentando controlar mis emociones, sin éxito. Se me rebelan de tal manera que me rompen más mi corazón. Ojalá me dé una oportunidad más para poder volver a hacerle feliz, para que vea con sus propios ojos que nunca había dejado de pensar en él desde la primera vez que nuestras miradas se cruzaron. Él fue tan amable y me dio muchas oportunidades para recuperarle, pero fui la subnormal de la película, y no las capté, no las hize caso, sólo por el miedo de empeorar la situación. ¿Ya dije que soy imbécil? Merezco estar en este estado, porque no aproveché la situación, y lo dejé ir de mi lado. Me caen lágrimas sólo en pensarlo, con sólo saber que podría estar ahora feliz a su lado, quiero matar mi poco valor que tuve, por no haberle hablado antes, por no haberme disculpado ya hace tiempo. Él tiene absolutamente razón, he dejado demasiado tiempo este asunto al lado. Pero... pero... jope, lo quiero mucho, a pesar del tiempo que ha pasado, me sigue importando igual de mucho que desde el día que nos separamos. Y la pregunta del millón: ¿algún día me va a perdonar? Es difícil de responder, ya que el dolor que le causé, no fue tan leve como yo supuse. Confieso que soy una idiota por haberle causado tal desgraciado desastre, sólo quiero en estos momentos abrazarlo tan fuerte para que olvide el daño que le provoqué a su esencia. Me es importante este maldito chico. Desde siempre y para siempre. He caido en la desesperación, pero no exagero, expreso todo lo que siento ahora mismo. Quiero sanarle sus heridas que mis propias acciones le causaron. Y yo sólo quiero volver atrás y cambiar todos los fallos que cometí con él. Si podría volver en el pasado para evitar este drama que tanto me duele últimamente, lo haría sin dudarlo, porque mi comportamiento hacia él fue el inadecuado, se merecía todo el cielo y no todo el infierno. Es su ausencia que me causa este tremendo vacío y soledad en mi corazón. Y simplemente quiero saber de él, que me dedique miradas, que se gaste su aire en hablarme, quiero saber cómo está, si está mal o bien, animarle y apoyarle en cualquier ocasión, saber cómo fue su día, gastarnos el tiempo en llamadas nocturas como solíamos hacer, un buenos días o buenas noches, abrazarlo y nunca soltarlo, ser parte de su vida y él de la mía. Volver a recuperar su amistad. Es eso lo único que quiero, que pueda volver a confiar en mí, en no tener ningún miedo en volver a apoyarse en mí, en mi amistad, le prometería infinitas sonrisas. El Dios sabe cuánto deseo esto. Las estrellas fueron testigos, lloraba cada noche, pidiendo a la luna que me devuelva este chico tan esencial para mi vida. Mis lágrimas saben perfectamente que yo haría cualquier cosa por él, cualquier cosa para recuperarlo, haría todo. Con pocas palabras: lo siento. Y la disculpa ha tardado cinco meses en llegar a su oido. He dejado demasiado tiempo pasar, y no fui consciente de que cuánto más espacio le dejé tener, más se distanciaba de mí. Y yo lo único que puedo hacer es correr hacia la misma dirección que él, perseguirlo, ya que mi único objetivo es alcanzarlo a tiempo antes de que desaparezca para siempre de mi vida. Cuánto más se esfume delante mía, más grito que lo quiero, que me importa, para que con milagro vuelva a aparecer como mágia ante mía, y me sonría. Porque es su bonita rareza que hace brillar mi felicidad. Y fue su presencia la que me llenó de alegría esta amarga realidad.

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