VIII. Vida crítica

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Título alternativo: Los peligros nocturnos acechan a Kirishima.

[...]

Abrió lentamente los ojos. Los párpados le pesaban como si alguien le hubiese puesto la mano encima para obligarlo a mantenerlos cerrados, así que cada tanto tenía que hacer el esfuerzo de no caer en la inconsciencia. Sentía un dolor hormigueante en todo el cuerpo, con las punzadas invadiendo su cabeza sin descanso. El dolor no le permitía mover un músculo, entumecido entre un punto y otro de la vida y la muerte.

Sentía que estaba recostado sobre una superficie húmeda y no iba a sorprenderse si se encontraba con un charco de su propia sangre.

De hecho, saber que aún no estaba muerto era lo más sorprendente hasta ahora.

Alzó la vista con cansancio y descubrió que allí abajo no había ninguna clase de iluminación en la zona a excepción de los cristales de colores que sobresalían de las piedras, como un lánguido brillo opaco que servía para distinguir únicamente las siluetas del entorno. Cuando trató de alcanzar el borde del acantilado solo descubrió oscuridad, un negro tan profundo que le hizo dudar si en verdad era de noche o solo era la sangre que le brotaba de la cabeza y le nublaba la vista.

Kirishima cerró los ojos un momento para comprobar su estado, deseando tener la fuerza para que no sea la última vez que los cerrara. Los dedos de su mano izquierda se movieron ligeramente, cerrándose sobre la piedra y la sangre esparcida.

En seguida los carteles holográficos asaltaron su cabeza.

[Advertencia: salud crítica]

[Advertencia: posible Bad Ending del personaje]

[Advertencia, Advertencia. Se detecta una amenaza para la trama]

El pitido seguía sonando con insistencia y la luz roja parpadeaba seguidamente como la alarma de una patrulla. A Kirishima le dolía la cabeza y esto no estaba ayudando en nada.

<Sistema... apaga ese sonido, por favor...>

El pitido se volvió nulo y Kirishima pudo relajarse durante unos instantes aunque la luz roja continuara tintineando dentro de su cabeza. Suspiró entonces, exhalando el aire de sus pulmones como si lo estuvieran quemando internamente. Trató de concentrarse y notó que su Barra de Vida estaba en estado crítico, vaciándose poco a poco.

Kirishima se estaba muriendo.

<¿Qué tan mal estoy?> preguntó apenas en un susurro audible al Sistema.

<Cargando datos del personaje, espere por favor...> hubo una pequeña pausa que para Eijiro fue eterna. Al instante, un cartel ocupó la mitad del espacio, mostrando una lista de todos los daños <. El invitado posee un brazo dislocado, hombro izquierdo herido, cortes en las piernas, brazos y abdomen, hematomas en todo el cuerpo y un golpe en la cabeza. Tiempo estimado de vida: dos horas. Causa: pérdida de sangre>

<¿Cómo sobreviví a la caída?>

<Tu cuerpo reaccionó ante el primer golpe sacando sus escamas, sobreviviste gracias a ellas>

Kirishima permaneció con los ojos cerrados, elevando los labios con ironía.

Iba a morir, ¿eh...? Se sentía tan irreal estar ahí echado, muriéndose sobre su propia sangre. Casi pudo verse a sí mismo en la misma posición; la sangre, las heridas... pero no estaba en el fondo del acantilado, estaba en la calle. Estaba en la ciudad concurrida de Tokio, sobre el pavimento junto al semáforo. Las gotas de agua arrastrando la sangre por el desagüe.

Medieval Love [REMASTERED] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora