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Dos semanas después de aquel maldito beso, mi plan de ignorar a Xander viene funcionando

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Dos semanas después de aquel maldito beso, mi plan de ignorar a Xander viene funcionando. Me escribe, me llama, inclusivo dejó notas bajo mi puerta y hasta habló con Sol, Beth y Romina. Les conté lo que vi esa noche y todo lo que había pasado minutos antes, pero les pedí que no dijeran nada. No quiero ser la despechada, aunque así me esté comportando, no quiero pedir explicaciones porque tampoco me gusta darlas.

Finalmente llegó el viernes y el lunes no tenemos clases, puesto que es feriado, así que todos volvemos a casa. 

Sigo molesta con papá, las siguientes veces que hablamos no toque el tema de Hunter, tampoco me interesaba, pero odio que me haya colgado el teléfono de esa manera.

— ¡Chicas!— Claudia nos recibe en el pent-house — Tu debes ser Jay...— saluda a mi amigo que nos acompañó, como vive tan lejos pensaba quedarse el fin de semana solo en la residencia, pero no quise, y papá aceptó recibirlo en casa— Yo soy Claudia, la esposa de Byron.

— Encantado— la saluda Jay con su encantadora sonrisa.

Nos acomodamos y almorzamos con Claudia. Entrada la noche llega papá y cenamos todos juntos. Jay y papá se cayeron muy bien y terminaron jugando juntos al ajedrez. Para sorpresa de papá Jay fue un contrincante muy bueno.

En mi cama no podía dormir, di mil vueltas. Y una notificación en mi celular me avisa que tenía un nuevo mensaje en Instagram:

User32953146: Estoy cayendo así de bajo. Me cree un usuario falso solo para hablarte ¿Qué pasó Ofelia? Creí que estábamos bien...

Ignoro el mensaje de Xander y me levanto para buscar a papá. Conociéndolo seguro estará en su despacho, camino despacio y veo la luz prendida debajo de la puerta. Me acerco y lo escucho hablar en voz baja:

— No Adam— suspira— es inadmisible. Encuéntrala

Hay un silencio, supongo que el tío debe estar hablando ahora.

— Lo sé, pero tú y yo sabemos que no es así. No puedo mantener esta burbuja por más tiempo, ella...

Me acerco un poco más para poder escuchar pero, como una idiota, me acerco tanto a la puerta que la muevo un poco y papá se silencia. Intentando disimular golpeo y cortar la llamada indicándome que pase.

— Hola...

— Princesa— sonríe como siempre, no lleva su camisa hoy viste informal.

— Se suponía que te tomarías todo el fin de semana— entro y me siento en el sofá de su oficina, levanto mis piernas y me abrazo las rodillas.

— ¿Qué te preocupa?

Papá se sienta a mi lado y me observa con una cálida sonrisa.

— Quiero hablar de mamá.

OfeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora