13.

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A las ocho de la mañana golpeó sutilmente la puerta del cuarto de Xander.

Nadie sale, me apoyo en la pared y espero. Un minuto más tarde Xander se asoma y sonríe, no es su sonrisa soberbia. Es su sonrisa sincera, esa que me encanta.

— Hola Ofelia— se acerca y sujeta mi cintura.

— Hola Xander— sello nuestros labios y en segundos su lengua había invadido mi boca para encontrarse con la mía.

Su cuerpo presiona el mío contra la pared y un gemido es ahogado por nuestros labios.

—Hunter...— lo obligo a calmarse — estamos en el pasillo — susurro.

Sonríe, se aleja y entrelaza sus dedos con los míos.

Caminamos hasta el estacionamiento y entramos en su auto.

— ¿Lista?— pregunta encendiendo el motor.

— ¡Sí!— exclamo entusiasmada.

Realmente me entusiasma conocer a Xander en un entorno diferente al de la universidad. En el poco tiempo que lo conozco, aprendí que es una de esas personas a las que no puedes juzgar por lo que se ve a simple vista. Es como Sol y, tal vez, un poco como yo. No nos mostramos como realmente somos.

Mientras salimos de la zona trasera de la residencia, vemos llegar a Jay trotando. Se quita los auriculares, se frena y nos observa. Solo levanto mi mano y lo saludo con una sonrisa.

Él ni siquiera responde.

— ¿Qué le pasa? — El gesto de Jay no pasó desapercibido para Xander tampoco.

— Sinceramente... no lo sé— susurro mirando a Jay por la ventana mientras nos alejamos.

— Creo que le gustas...— anuncia con la mirada fija en el camino.

— ¿Qué? ¿Cómo?— su comentario me toma tan de sorpresa que no consigo asimilarlo— ¿Estas celoso Xander?

— Si fueras mi novia lo estaría...— responde sin siquiera mirarme y me siento incomoda. Muy incómoda. No quiero que piense que me estoy dando un lugar que no me corresponde, esa no era mi intención.

— ¡Jódete!— respondo molesta, volviendo a mirar por la ventanilla.

— Ofelia...— lo ignoro — Ofelia— su mano se apoya en mi rodilla y lo observo molesta — Lo siento, no era eso lo que quise decir ¡Mierda! Soy malísimo en esto.

— ¿En qué?

— Me gustas y solo quiero saber en qué situación estamos.

— Es más fácil que lo preguntes y no que seas tan idiota Xander.

Su mano presiona mi rodilla — Lo siento ¿En qué situación estamos?

Lo observo y lo noto nervioso por primera vez. Eso me provoca una carcajada que termina contagiando la suya.

OfeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora