Dio
Esto es malo, esto es muy malo, un obstáculo que creí superado ha vuelto a mi, acaso la suerte no estará de mi lado esta vez? es muy tarde para ocultarlo a Kakyoin, tendré que enfrentar con esto de algún modo u otro, matarlo... no hay de otra, el hamon no está en mis planes en ningún sentido, es una habilidad que podría destruirme, si kakyoin llega a saber la verdad no dudará en asesinarme, y no está en mis planes morir aún, no sin antes cumplir con mi papel, y debo hacerlo a cualquier costo...todo sea por mi...por Dio.
-Dio.... DIO- gritó el pelirrojo notablemente molesto llamando la atención del rubio y sacándolo de su trance con un golpe seco al muro con la fusta - te he estado llamando hace 10 minutos contestame cuando te llamo-
-mis más sinceras disculpas lord kakyoin, es un hecho que me sorprendió ver que tal joven poseía esas habilidades, deje que me encargue de el-
-bien, en un rato bajo, debo atender a los nuevos invitados, llegó el general representante de las fuerza de alemania, un gran trato que nos viene como anillo al dedo -sugirió el pelirrojo apoyando sus caderas en el marco de la puerta mientras cruzaba sus brazos mirando al ojiverde con una sonrisa coqueta, claramente se notaba de buenas, y por mucho que el rubio amara esa faceta de Kakyoin sabía que ahora tenía que mirar como lidiar con esa mentira que estuvo ocultando por un año.
-estoy seguro que mi dictador los sorprenderá con su astucia e inteligencia -mencionó sonriendo al más bajo besando el dorso de su mano en una reverencia, antes de soltarlo y retirarse hacia el sótano donde estaba el misterioso joven de cabellera dorada, sin embargo y fue interrumpido por el anciano que se le notaba extrañamente exaltado.
-coronel, uno de los rebeldes sobrevivió a la cámara de gas- mencionó el de bigote con toda la calma posible, Dio, incrédulo por tal anuncio corrió a la cámara de gas, donde se encontraba el azabache con una mascara de oxígeno. cómo diablos había conseguido la máscara de oxígeno?, claramente estaba desorientado y retenido por los guardias pero eso no quitaba la impresión de aquel joven, era obvio que no lo podía dejar vivo.
-el...hijo de la diestra más fiel al dictador marcará fin a la esclavitud- murmuró el de cabello azabache con una intensa mirada frívola y amenazante que habia logrado causarle escalofrío al rubio
-matenlo- dió por ultima orden el coronel, y no dudaron en disparar, se giró sobre sus talones caminando hacia la celda donde tenían cautivo al rubio, sin embargo esas palabras no dejaban de sonar en su cabeza....-el hijo del coronel....- murmuró el coronel mientras abrían la celda del joven quien yacía encadenado y con una máscara en su boca que le impedía respirar, caminó hacia él rápidamente mientras su mente no paraba de consumirse en aquella frase, rapidamente desató el cabello del joven que lucía corto, pero más bien era semi largo y rizado, hermosos rizos dorados y una frívola mirada.....esa frívola mirada -haruno- murmuró asustado el coronel hechandose para atrás atónito, el hijo de jojo? imposible, el había muerto. No, mas aún... no era el hijo legítimo de jojo
-le sorprende verme vivo, coronel? tambien me alegra volverlo a ver -mencionó cortante y con odio en cada palabra que caían como aguja sobre Dio. esto estaba más jodido de lo que creía, debía matarlo.... de cualquier modo -o deberia decir... padre?-
aquella palabra cayó como un ladrillo, frunció el seño completamente enojado, si es asi, y este niño quien había sido criado por jojo era realmente su sangre... sería un gran problema, sin embargo, Dio solo logró soltar una carcajada macabra mirando al rubio de cerca, quitandole su máscara tomando su rostro con rudeza- me aseguraré de matarte, no dejaré que seas un obstáculo en el camino de lord kakyoin, así que solo le diré que moriste de asfixia, así kakyoin jamás se enterará de-
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Love or War [JOTAKAK]
FanfictionEn Tiempos de guerra, lo único que queda de voluntad son el seguir adelante, sea por salvar su propio pellejo o salvar a los suyos....Pero siempre con una cosa en mente: detener a ese bastardo dictador que hizo de nuestra vida un infierno. Pero eso...