04. sirius's birthday

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CAPÍTULO CUATRO:
CUMPLEAÑOS DE SIRIUS


El 3 de noviembre, a horas muy tempranas donde el alba recién se hacía notar, despertaba un muy emocionado Sirius.

Ya tenía la mayoría de edad en el mundo mágico, por lo que, legalmente, podía tomar todo el Whiskey de fuego que quisiese sin que alguien le reclamase por la edad.

Decidió comenzar su gran día de la mejor forma, primero debía arreglarse, esa hermosa cabellera no se lograba así de simple, por lo que se encerró en el baño y puso manos a la obra.

Lo que él no había notado por entrar velozmente al baño era que sus amigos no se encontraban allí; en su remplazo de estos sólo habían almohadas tapadas por la manta, haciendo una ilusión de que ellos seguían durmiendo.

La noche anterior, James, Remus, Peter, Alana y hasta Nathan, se habían dirigido al bosque prohibido para terminar de coordinarla gran fiesta de Sirius. Alana tenía en mente hacer algo pequeño, ya que hace menos de tres días habían tenido la celebración de Halloween algo exagerada, por lo que, quería descansar un poco de eso; pero, James la convenció con demasiada palabrería y de lo triste que se sentiría Sirius si no le hacían algo masivo.

Por lo que, pasaron allí toda la madrugada en un lugar apartado, donde hasta ahora no habían sido descubiertos ni por humanos o criaturas.

— ¿A qué hora se supone que vamos a dormir? — preguntó Peter dando un bostezo, mirando con preocupación el alba.

— No creo que durmamos hoy, Pet — le respondió Remus colocando una mano en el hombro de este, en señal de que también estaba igual.

— Bien, el pastel se supone que lo tienen los elfos — comenzó a chequear Nathan. Él, aunque a Sirius este no le cayera del todo bien, a él si le agradaba el primogénito Black, le parecía una persona graciosa y simpática.

— Exacto. ¿Tienen sus regalos? — preguntó Alana tomando la lista y leyendo lo faltante.

— Si, mi capitana — respondió James con gracia mientras bostezaba.

— Entonces ya está todo — concluyó Remus asomando su cabeza donde se encontraba el pergamino con las cosas que debían hacer — avancemos antes de que se despierte.

Mientras tanto Sirius ya había salido del baño, acomodándose con leves toques su cabello azabache.

Al ver su habitación, soltó un gran suspiro, debía ordenarla.

Esta era grande, perfecta para las cuatro personas a las cuales pertenecía, pero, lamentablemente los cuatro no la lograban mantener lo suficientemente ordenada.

Accidentally in Love | s. blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora