𝐀𝐂𝐂𝐈𝐃𝐄𝐍𝐓𝐀𝐋𝐋𝐘 𝐈𝐍 𝐋𝐎𝐕𝐄 | ❛ Érase una vez el amor ❜
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¿Por qué enamorarse de sus amistades?, una pregunta seria y con una respuesta algo peculiar.
Es alguien que conoces, persona con la que convives seguido y sabes sus secretos, ¿...
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CAPÍTULO SIETE: CELOS, MALOS SENTIMIENTOS
La mañana grisácea del helado lunes, Alana Harrison se levantaba de una manera incómoda y peculiar; la consecuencia de esto resultó con ella en el piso, sin almohadas que pudieran respaldar su caída de la cama.
— ¡Lily! — clamó disgustada.
El individuo le dirigió una mirada excéntrica, tomando una mejor postura y preparándose para hablar:
— Su seguridad aquí es escasa, hecho que me sorprende. Por cierto, Lily me dejó entrar como si nada, puedes agradecerle más tarde.
Su voz causó sorpresa en la castaña; no esperaba escucharlo tan temprano.
— Buenos días, luz de mis días — concluyó con una sonrisa a la vez que le extendía su mano con objetivo de ayudarla a levantarse.
Alana sonrió con ironía, posterior a eso agarró su almohada y la acomodó en el "cómodo" suelo de su habitación para continuar soñando con lo que sea que se le pasara por su mente.
El individuo, aún en la espera de una respuesta o al menos un saludo, continuó hablando.
— Verme al despertar debería ser agradable — suspiró con fingida frustración — al menos no eres yo, si yo te viese al despertar, te devolvería al lago negro.
Alana decidió dejar de ignorarlo, haciendo caso de más a su comentario y lo tomó como una señal para convencerse en que una almohada se vería más que bien impactada en su rostro.
Lo hizo sin dudar, pero, con resultados poco favorables, la había esquivado.
— Rebasas consideración — habló soñolienta — Vienes de la nada a levantarme para luego ofenderme; sin duda eres un buen material para mejor amigo.
Sin dar más vuelta, tomó su mano y procedió a levantarse del incómodo suelo.
— Me amas.
— Y me odio por eso — completó la joven con fingido asco.
El castaño le regaló una sonrisa genuina ante esa expresión.
— Perfecto, me sirve tu amorosa respuesta. Bien, es momento de que te vayas a cambiar para poder ir a desayunar, sería lamentable que alguien te vea en ese estado y quede con un trauma intratable.
Harrison le sacó la lengua, demostrando que su comentario le "importaba" poco o nada, aún así, el gesto fue devuelto de la misma forma.
Se alistó con rapidez y eficacia, haciendo lo que debía en tiempo récord y de buena forma, todo para no hacer esperar a Nathan (el cual se encontraba afuera de su habitación como perro abandonado).
