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Alyssa desvió ligeramente la mirada, aún incapaz de ver al chico que gritaba frente a ella. Y entonces le vio. Se acercaba a pasos firmes hasta ellos, entró en razón en sí misma, suplicando con la mirada que no se acercara más, que se marchara. La simple idea de verlos juntos, discutiendo o que Jason le hablara mal sobre ella la atemorizaba, le ponía los cabellos de punta. Braeden pareció entender lo que trataba de decirle con los ojos, lo que lo confundió aún más. Ella rogó nuevamente, moviendo apenas un poco sus manos indicándole que se marchara. Finalmente, el castaño pareció comprender y tras dudarlo unos cuantos segundos, finalmente se detuvo y decidió caminar de vuelta a su hogar.

Se sentía mal consigo mismo ¿Y si intentaba hacerle daño? ¿Se detendría ya? ¿Por qué la hacía llorar? Y aún más importante ¿por qué ella lo permitía? Las preguntas no dejaban de llegar a su cabeza, inquietas y amontonándose una tras otra, incapaz de abandonarle al menos por un buen rato. Sacudió su cabeza un poco, intentando despejarse de todos esos pensamientos y volvió a la cochera junto a los chicos.

—Esta bien, ya no la vi así que supongo que debe estar dentro. —Mintió, esperando que con ello desapareciera de su mente lo que había presenciado hace tan solo unos cuantos minutos.

El resto de su tarde junto a los chicos transcurrió con tranquilidad mientras terminaban la pizza y pensaban en nuevas letras y ritmos para sus canciones. Hablaron sobre sus sueños a futuro, la idea de formar una banda que fuese reconocida a nivel mundial era algo que los emocionaba bastante, pues aunque sabían que tenían talento, todo se sentía muy irreal y hasta inalcanzable, pero no perdían la esperanza.

Afortunadamente, las imágenes de la pelea habían desaparecido de su mente en ese punto, y agradecía a sus amigos por ello.

...

Pudo jurar que estuvo casi media hora ahí, de pie, escuchándole decir mil cosas sobre ella. Sobre lo que estaba usando, el cómo la verían los demás. Cuando finalmente pareció cansarse, se acercó hasta el cuerpo de Alyssa, tomándola gentilmente por los hombros para que lo mirase a los ojos.

-Si te digo estas cosas es porque me preocupas. Si no me preocupara por ti, no me enojaría. -Dejó un suave beso sobre su frente, terminando de decir eso como si solo ellos debieran escucharlo.

Alyssa asintió débilmente, cerrando los ojos ante la cercanía que mantenían.

—Sabes que tú y yo llevamos un buen tiempo sin esa exclusividad, Jason, ya basta. No sé exactamente de qué manera tengo que hacerte ver que ya no hay nada entre nosotros, yo estoy haciendo mi vida y tú deberías hacer lo mismo.

Su voz salió en el tono más suave que pudo en ese momento, rogando internamente para que de ese modo el mayor no se escandalizara.

No pareció tener el efecto deseado, aunque si aminoró la rudeza de sus palabras. —Pero me preocupo por ti.

—Lo sé, y te lo agradezco pero esto no es lo que quiero, no puedes controlar mi vida, no puedes controlar cómo me visto o con quién salgo...

Una risa de burla abandonó los labios de Jason, y cuando finalmente pudo ver la seriedad con la que la chica hablaba, dio un paso hacia atrás. —Se acaba cuando yo así lo decida.

—No, basta. Ya basta, estoy cansada de ti y de tu comportamiento, estoy harta de esto. No quiero verte.

Su respiración comenzaba a agitarse, sabía que necesitaba marcar un punto final y ser fuerte con su decisión, de otro modo sentía que jamás podría estar tranquila.

—Bien, pero no quiero verte llorando después o rogando que vuelva como la maldita puta rogona que eres. 

Alyssa mentiría si dijera que la severidad de sus palabras, y las palabras por si solas, no la lastimaran pero ahora, eso solo era un pequeño precio a pagar por su propia paz.

Just Braeden / Braeden LemastersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora