Dɪ́ᴀ Cɪɴᴄᴏ: Tɪᴇᴍᴘᴏ

475 66 22
                                    

.
 
.
 
.

 
Día Cinco
"Tiempo"

 
.
 
.
 
.
 
Después de una caminata caótica y mucho dolor de por medio; llegaron a dónde pudo identificar era la posada de los Rose.
 
Entre quejidos y pasos cortos ella se apresuró a llamar a la puerta con el número 22 marcado en ella.
 
Luego de unos segundos ese sujeto pedante del desayuno abrió la puerta con un gesto cansino y cara de haber estado durmiendo.
 
−¿Pero qué carajos?−
 
Amy se apresuró a entrar a la habitación y con leves empujones condujo a ambos masculinos al interior de la habitación.
 
−No hay tiempo que perder, necesita de tu ayuda−Fue su respuesta y ayudó a Shadow a tomar asiento en la cama del confundido Knuckles.
 
Pudo escucharlos discutir unos breves momentos y luego de un quejido por parte de ese sujeto Amy salió de la habitación con rumbo desconocido.
 
A solas y en silencio, Knuckles abrió uno de los cajones a su derecha y sacó un pequeño maletín de cuero perfectamente cerrado.
 
Curioso, pero demasiado dolorido como para cuestionar algo Shadow observó en silencio a ese sujeto abrir el maletín y sacar de su interior instrumentos médicos.
 
Lo observó tomar un frasco de alcohol sacado de quien sabe dónde y limpiarse las manos con él.
 
Seguido de esto; se acercó y lo tomó de los hombros logrando que soltase un quejido de dolor.
 
Knuckles frunció el ceño y con las tijeras de su maletín cortó de un tajo la venda que Amy le había provisto.
 
Hizo lo mismo con la camisa que traía a cuestas y miró aquella herida desde dónde la sangre emanaba profusamente.
 
El aroma a hierro mezclado con la tierra y pólvora de combate le asqueó ligeramente.
 
Aunque Knuckles no pareció nada afectado por esto último.
 
Tomó unas pinzas largas y le dedicó una mirada que no supo como interpretar.
 
−Tengo que sacar la bala y te va doler−Le advirtió y Shadow solo asintió consciente de lo que estaba por ocurrir.
 
Tomó una gran bocana de aire y el dolor que sintió una hora antes no se comparaba para nada con el sentir cómo hurgaban en su interior para extraerle esa jodida bala.
 
Mordía su mano en un intento de contener los gritos que su garganta estaba intentando emitir.
 
Knuckles sólo pudo suspirar y tratar de que el procedimiento fuese lo más rápido que sus conocimientos le permitieran.
 
Sabía que necesitaba algún tipo de analgésico para evitarle el dolor, pero dadas las circunstancias y el estado en que su cuerpo se encontraba debía actuar rápido y cerrar aquella herida cuanto antes.
 
Minutos tortuosos fueron los que el triste y desdichado Shadow tuvo que soportar antes de que por fin encontraran la condenada bala.
 
−Aquí está−La sostenía con las pinzas y soltó un suspiro de tranquilidad.
 
Le había tomado mucho más tiempo del que hubiese esperado, la bala estaba casi rosando el hueso.
 
Tomó el alcohol y vertió un poco sobre el hombro del moreno quien sólo pudo retorcerse debido al dolor.
 
−Lo siento−de su maletín tomó una aguja quirúrgica y un poco de hilo para comenzar a cerrar la herida−Dolerá menos−Le consoló.
 
Y efectivamente, la sutura fue mucho menos dolorosa que todo lo anterior.
 
Pero aún así sintió que se desmayaría en cualquier momento.
 
Las fuerzas le faltaban, la vista borrosa y el frío que le invadía le daban indicios de que se desplomaría en cualquier momento.
 
−Tranquilo, ya casi termino−Knuckles seguía hablándole para evitar que perdiese el conocimiento.
 
Podía escucharlo, aunque el sonido se distorsionaba como si estuviese en una lejanía.
 
Fijó su vista en ese sujeto que cocía su carne y por alguna razón sintió que lo había visto en otra parte.
 
−Aguanta un poco más−
 
Un poco más...
 
Sólo un poco más de tiempo...
 
Sentía los dedos entumecidos y la dificultad para respirar se volvía cada vez más constante.
 
Tosió fuertemente y el ardor en su hombro aumentó exponencialmente.
 
Knuckles por su parte sólo pudo limitarse a continuar suturando lo más rápido que le fuese posible y rogaba mentalmente porque la falta de sangre no le afectase aún más.
 
Parecía moribundo, podía notarlo y eso no era algo alentador. Estaba pálido y su vista se perdía de cuando en cuando como si la vida le estuviese abandonando de a poco.
 
−Debes aguantar, Teniente−Le habló con tono militarizado y Shadow enfocó su vista en él al identificar el sonido, recuperando levemente la consciencia.
 
−Tú...−
 
−Yo...−
 
Shadow bufó ante esto.
 
−Eres... eres un militar−Sentenció con dificultad  y Knuckles colocó la aguja sobre la mesita de noche.
 
No iba a negar lo evidente, era un militar.
 
Uno retirado por voluntad propia, pero lo era.
 
−Médico Militar, para ser más específico−se limpió el sudor de la frente y notó que el moreno lo observaba atentamente.
 
Ese sujeto había dejado su cargo y aunque no era algo que normalmente le tomaría atención, se sintió verdaderamente intrigado por lo que sea que lo haya llevado a esa decisión.
 
−Debió ser... debió ser mucha presión−continuó con el tema, esperando que sus dudas fuesen aclaradas.
 
No entendía del todo que pudo haberlo orillado a tomar una decisión de esa índole, por mucho que lo cuestionase, para su entendimiento desertar era de cobardes.
 
Toda su vida se instruyó para darlo todo en batalla, así le fuese la vida en ello.
 
Y cuando escuchaba que alguien había abandonado el cargo le provocaba acidez estomacal.
 
−Perdí la fé...−Respondió con simpleza y le ayudó a despojarse de la camisa mugrienta que tenía puesta.
 
¿Qué tendría que ver la fé con todo eso?
 
No había dos cosas mas diferentes a su parecer que la fé y la guerra.
 
−Excusas...−Murmuró.
 
Knuckles permaneció un largo periodo en silencio, recordando. Había pasado bastante tiempo desde la última vez que había pensado en ello.
 
Movía sus recuerdos, sus vivencias y sobretodo la manera en que fue educado con el pasar de los años.
 
−Cinco generaciones de soldados dispuestos a dar la vida por su patria y quienes aman, me preceden−hablo el médico y Shadow lo escuchó atentamente−Hoy todos descansan bajo tierra y su legado muere conmigo−.
 
Parecía apesumbrado al recordar sus vivencias familiares, pero no negaría que le parecía una forma digna de morir.
 
−Pasas años de tu vida siendo instruido para creer ciegamente en que haces lo correcto−Knuckles continuó la conversación−Te adoctrinan y te enseñan a no cuestionar, sólo actúas y te llevan poco a poco a una muerte que recibes gustoso porque crees que es un bien mayor−.
 
Negó con la cabeza y trató refutar las palabras dichas por su contrario, pero el entumecimiento en sus extremidades le hizo perder las fuerzas, incluida el habla.
 
−El tiempo pasa, la vida se acaba y un día descubrirás que las pequeñas cosas son las que deben atesorarse−dijo enigmático.
 
Y antes de que pudiese siquiera pensar en intentar murmurar alguna clase de respuesta, todo se oscureció.
 

𝕊𝕙𝕒𝕕𝔸𝕞𝕪 𝕎𝕖𝕖𝕜 𝟚𝟘𝟚𝟙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora